Mucho se habla acerca del espíritu emprendedor, ese rasgo característico y desafiante de los idealistas que se dan a la tarea de pagar el precio de sus sueños con la intención de ver materializadas sus ideas. Sin embargo, ¿cuál es el espíritu del emprendedor? ¿Qué existe en lo más profundo de su ser que lo lleva a desafiar lo establecido para crear una realidad diferente?

A todos los seres humanos se nos han concedido dones y talentos con la intención de que al ejercerlos en virtud tengamos una vida plena y en el recorrido encontremos y disfrutemos de nuestro propósito. Sin embargo pocos de nosotros los identificamos y en caso de hacerlo; por lo general no los llevamos a través de un proceso de crecimiento y disciplina para lograr su máxima expresión.

Mi padre me decía que un talento no trabajado se convierte en una simple habilidad. Puede ser esta la razón por la que un alto porcentaje de personas viven realizando un trabajo que jamás le satisface del todo. No sé que opinen ustedes pero cuando esto ocurre, algo dentro de nosotros se incomoda y comienza a luchar por nuestra atención. Eso es tu propio espíritu tratando de hablarte y esperando que le concedas la oportunidad de mostrarte todo lo que fue puesto dentro de ti.

Todo ser humano es un emprendedor desde su nacimiento. Es así porque en nuestro espíritu fue depositada la esencia misma de Dios y uno de los componentes principales de esta esencia es precisamente: el poder para crear. La palabra “crear” está definida por la Real Academia Española (RAE) como: “producir algo de la nada”. ¿No les parece increíble?

El espíritu del emprendedor acepta y abraza su naturaleza. De manera consciente (o accidental) sabe que todo plano físico fue concebido primero como una idea y que debe usar su poder creativo para materializar su obra. No le intimida el hecho de que aquello no exista aún por lo que  la misión de traerlo a la realidad se convierte en una responsabilidad moral. Siendo sinceros todo lo que hoy utilizamos y nos parece “normal” fue, en algún momento, un concepto juzgado como imposible de realizar hasta que alguien se dio a la tarea de traerlo prácticamente de la nada.

Existen componentes esenciales que tienen que ver con el Espíritu del Emprendedor; volviendo a la premisa de que estamos hechos de la misma naturaleza de Aquel que nos creó, debo añadir componentes importantes que constituyen este Espíritu. El primero es el fundamento del amor. Muchos hablan de que debes sentir pasión, pero esta es una emoción fluctuante que tan sólo nos alcanza para el arranque. Sin embargo el amor no puede dejar de ser y la persona que tiene amor por lo que hace, jamás se dejará vencer y tampoco sucumbirá ante las opiniones de los demás. Existe también el componente de la virtud, que conduce nuestra creatividad a edificar en todo aquello que es bueno; en todo aquello que contempla un beneficio que no es egoísta. Por último, pero nunca menos importante, está el servicio. La entrega de la obra gestada en nuestro ser, creada con amor a través del uso de nuestros talentos, enfocada en la virtud y al final dispuesta como un regalo al servicio de nuestra generación.

Ser emprendedor tiene una esencia más profunda que el esfuerzo y el ego de haber logrado algo. Espero de todo corazón que hoy aceptes dentro de ti que fuiste hecho un emprendedor, que en ti se encuentran todos los ingredientes para trascender y que para lograr vivir una vida plena, tan sólo debes aceptar esa naturaleza y ejercerla en amor, virtud y servicio. Que tu semana este llena de éxito y bendición.

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