El espectáculo es un espacio repleto de oportunidades, la fortuna y las circunstancias favorables creadas son parte elemental para que el éxito llegue a quien decide incursionar en el mundo de las bambalinas y escenarios. En más de una ocasión hemos podido atestiguar un vínculo sólido entre las figuras públicas que acaparan los reflectores de los programas de “miscelánea” y personajes de la política que ya consagrados encuentran cierta atracción en quienes incursionan en  la farándula.

En México han existido casos de escándalo por llamarlo de alguna manera, como aquel que tiene como protagonistas al cuestionado expresidente Gustavo Díaz Ordaz y la actriz Irma Serrano La tigresa, ambos involucrados en un romance que tuvo momentos “prime time” como la cama de Carlota que le fue obsequiada a la chiapaneca y que actualmente se exhibe en el Castillo de Chapultepec o cuando la actriz decidió llevarle serenata a la esposa del exmandatario, como un acto de reclamo a causa del boicot que tuvo en diferentes proyectos artísticos, boicot operado desde la Secretaría de Gobernación encabezada en ese entonces por Luis Echeverría Álvarez, que al siguiente sexenio asumiría la silla presidencial, iniciando así la llamada guerra sucia en nuestro país.

La lista es larga, José López Portillo y Sasha Montenegro, Omar Fayad y Victoria Ruffo, por mencionar algunas parejas que encontraron una interesante sinergia entre los dos mundos mencionados. Sin embargo, a últimas fechas pareciera una estrategia de marketing infalible para aquellos que aspiran y suspiran con un cargo público, basta recordar la historia de ensueño que vivieron Enrique Peña Nieto y Angélica Rivera, historia que  culminó al poco tiempo que el hijo pródigo de Atlacomulco salió del Poder Ejecutivo para reiniciar su vida en España.

Situación similar la que hoy en día representan Mariana Rodríguez y Samuel García, donde el éxito electoral está lejos de pertenecer al exsenador, sino a su esposa quien es una figura pública con millones de seguidores en redes sociales, en pocas palabras sin la participación de la autora de “fosfo fosfo”, el triunfo de Movimiento Ciudadano en el estado de Nuevo León hubiera sido imposible.

Como en todas las historias, no todo es miel sobre hojuelas y actualmente podemos ver el drama que vive Inés Gómez Mont y su esposo Víctor Manuel Álvarez Puga que a causa de un desvío de aproximadamente de 3000 millones de pesos, son buscados por la Interpol en 190 países. Es una realidad que el espectáculo, la fama y las luminarias seguirán estrechamente vinculadas con las esferas de poder de nuestro país, la atracción entre ambos pareciera natural, aunque el país hoy en día ya no necesita una historia de telenovela, nos urge soluciones reales para problemas reales que día con día aquejan la vida de los mexicanos.

Con esperanza espero que la corrupción sea castigada desde todas sus aristas, desde las curules donde algunos representantes populares subastan su voto al mejor postor, hasta aquellos habitantes de camerinos que lejos de perfeccionar los dotes histriónicos se han dedicado a convertir su proyección pública en un método de colocación para satisfacer sus ambiciones personales.

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