De acuerdo con el diccionario de la Real Academia Española (RAE) expropiar significa “privar a una persona de la titularidad de un bien o de un derecho, dándole a cambio una indemnización. Se efectúa por motivos de utilidad pública o interés social previstos en las leyes”. Es decir, en todo caso y en todo el mundo se expropia por motivos de utilidad pública o interés social, es decir, se privilegia el interés público por encima de los intereses personales de una persona. Lo han hecho gobiernos panistas, priistas y perredistas. Sin embargo, hoy se escandalizan, nuevamente, por la ocupación temporal de instalaciones de la empresa privada Ferrosur, perteneciente al empresario Germán Larrea.

Antes de escandalizarse, los neoliberales y sus corifeos, nos deberían explicar cómo es que Larrea, cabeza del Grupo México, se hizo de esas vías de tren. ¿Las construyó Grupo México? ¡Claro que no! Le fueron entregadas en concesión, en la época neoliberal.

Lo que está haciendo el gobierno de la 4T es simplemente tratar de restituir a la nación un tramo ferroviario, de 110 kilómetros, de dicha concesión. Y lo hizo tratando primero de llegar a un acuerdo que le permitiría a Grupo México seguir usando el tramo al otorgarle el derecho de vía.

Este intento de restituir a la nación dicha concesión es por cuestiones de un bien supremo, la seguridad nacional, enmarcada en el proyecto del corredor logístico en el istmo de Tehuantepec. Y, además, como en todo el mundo, es completamente constitucional y legal.

Claro, los que hoy se escandalizan nunca se escandalizaron cuando las cosas fueron al revés. Es decir, en los múltiples procesos de privatización en donde se privilegiaron los intereses particulares por encima del interés público, en donde incluso se privilegiaron intereses extranjeros por encima de los intereses nacionales, comprometiendo gravemente la soberanía y la seguridad nacional.

A los que hoy se escandalizan habría que recordarles que las líneas ferroviarias fueron construidas por la nación, no por particulares. Hay que recordarles que fue Ernesto Zedillo el que concesionó a privados 22 mil kilómetros de vías férreas que pertenecían a la nación y que correspondían al 95 por ciento del sistema ferroviario nacional. Este es el contexto en el que Grupo México se hizo de los 110 kilómetros en disputa. Con estos números es verdaderamente ridículo hacer un escándalo por el tramo en cuestión que representa apenas un 0.5 por ciento de las vías concesionadas. Ya es tiempo que la oposición le baje dos rayitas a su histeria.

Académico de la UAQ.

anbapu05@yahoo.com.mx

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