Fue hasta el mes de abril de 2006, año de la elección presidencial, que diversas encuestas reflejaron, por primera vez, una ventaja de Felipe Calderón Hinojosa frente a Andrés Manuel López Obrador (38% FCH–35% AMLO, Reforma). Un mes antes, en marzo, la diferencia favorecía aún a López Obrador con 10 puntos porcentuales; fue hasta entrada la campaña constitucional que el PAN y su candidato alcanzaron al por años puntero de las encuestas.

En conclusión —ya sabida— quien encabeza las encuestas anticipadas, no necesariamente gana la elección. Esto mismo aplica para las precandidaturas internas de los partidos. Vayamos más atrás para recordar las posiciones que existían en el proceso interno para seleccionar al candidato presidencial de Acción Nacional en aquel 2006. A más de un año de la elección constitucional, el 71% de los panistas apoyaba a Santiago Creel según algunas encuestas; y Mitofsky señalaba que López Obrador encabezaba las preferencias con un 37% seguido de Santiago Creel y de Roberto Madrazo.

En el preámbulo, en diciembre de 2004, Felipe Calderón afirmó a un diario de circulación nacional cuando se le preguntó sobre la amplia distancia que lo separaba de Santiago Creel “que en este momento la percepción de la gente está muy asociada a lo que se llama un efecto de asignación de candidatura —continua la nota de Georgina Saldierna— “por ejemplo: cuando Marta Sahagún era la probable candidata del PAN, la gente le asignaba la candidatura porque creía que realmente iba a ser ella. A un año y medio de la elección las encuestas no reflejan lo que realmente va a ocurrir, añadió. Refirió que la tarea de la precampaña va a ser posicionarse ante la opinión pública” y sentenció “A mí no me conoce la mitad de los mexicanos, para decirlo así con toda claridad, y lo digo con toda tranquilidad porque paradójicamente ésa es mi ventaja”. Con claridad y tranquilidad, sin prisas, pero sin pausas, Felipe Calderón daba una justa dimensión a las encuestas.

El ex presidente de México sabe perfectamente que las encuestas del presente, generalmente distan del resultado del futuro. Pretender acomodar las decisiones del partido a tiempos y mediciones desfasadas no es sensato, ni responde a la experiencia propia. ¿Cómo exigir hoy lo que ayer se rebatía con argumentos sólidos?

Por supuesto que el Partido habrá de buscar definir a buen tiempo a nuestros candidatos, pero sin dramatizaciones basadas en encuestas falsamente profetizadas. No hay mediciones reales hasta que hay candidatos reales, firmes y no asignados solamente en el imaginario de una candidatura.

Maestro en Comunicación Política y Gobernanza Estratégica por The George Washington University. Presidente estatal del PAN.

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