El 22 de diciembre de 1992, la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó el 22 de marzo para celebrar anualmente el Día Mundial del Agua. Su objetivo es llamar la atención sobre la importancia del agua dulce y la defensa de la gestión sustentable de los recursos hídricos, principalmente del agua dulce. Cada año en el Día Mundial del Agua se destaca un aspecto particular relacionado con ella. En este recién pasado 22 de marzo de 2014, el tema fue Agua y Energía; nexo del cual comenté en la columna pasada (7/febrero/14). Un ejemplo de este nexo surge al considerar que para tener agua en nuestra casa es necesario bombearla y el sistema de bombeo requiere energía para funcionar. Consideremos entonces la celebración del Día Mundial del Agua para revisar algunas cifras sobre la disponibilidad de este recurso en nuestro país, de tal forma que tengamos una idea cuantitativa de nuestra situación. La disponibilidad media de agua dulce en México es de 4,081 metros cúbicos por habitante por año. Aunque este dato es el promedio entre la gran disponibilidad de agua del Sureste y la limitada disponibilidad del Centro y Norte del país. El problema surge porque en el Centro y Norte del país está concentrada la mayor parte de la población y de consumo de agua por las actividades humanas e industriales. Es decir, dónde tenemos menos agua, hay una mayor demanda. El promedio no ayuda a reflejar la realidad del Sur y Sureste del país con la del Centro y Norte. Un dato interesante para considerar es que 70% del agua dulce se destina para uso en la agricultura. Es claro que, por mucho, el mayor impacto en reducción de agua estará en este sector. Al mejorar los sistemas de riego se podrá aumentar la disponibilidad de agua. Debemos de tender a utilizar sistemas de riego eficientes dejando de lado los sistemas tradicionales que utilizan mucha agua y, donde muy poca de ésta, es aprovechada por los cultivos. Según datos de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), 62% del agua del país proviene de fuentes subterráneas, el resto de fuentes superficiales. México cuenta con 645 plantas potabilizadoras con capacidad de procesar 92 metros cúbicos por segundo. Se considera que en México se tiene una cobertura de agua potable de 91%. Sin embargo, es necesario aclarar que la Conagua considera en la cobertura de agua potable a las personas que tienen acceso a agua entubada. Es decir, el contar con cobertura no necesariamente implica que el agua tenga calidad para consumo humano; simplemente es agua entubada y no toda pasa por plantas potabilizadoras. Las regiones Pacífico Sur y Frontera Sur son las que presentan mayores rezagos en cobertura, seguidas de las regiones Golfo Norte y Golfo Centro. Justo donde hay una disponibilidad más elevada de agua hay menos cobertura. Esto influye ciertamente en el grado de desarrollo regional. Una vez utilizada, el agua deberá ser tratada. En México, se generan en total 448 metros cúbicos por segundo de aguas residuales; de éstas, 235 metros cúbicos por segundo corresponden a aguas residuales generadas en centros urbanos (municipales), el resto corresponde a aguas no municipales. En total, se colecta en el sistema de drenaje 89% de las aguas residuales generadas. La capacidad instalada para tratar las aguas residuales municipales colectadas es de 45%. Pero al hacer un balance de materia orgánica contaminante, resulta que sólo se remueve 32% de la contaminación del agua municipal y 13% de la no municipal, considerando las industriales. Es evidente que el nicho de oportunidad en nuestro país es muy grande, tanto en potabilización como para el saneamiento. *Coordinador de la Unidad Académica del Instituto de Ingeniería de la Universidad Nacional

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