Cada 12 de julio se celebra en México el Día de la Abogacía. En el pasado, solía ser una ocasión propicia para que desde los órganos públicos se organizase algún encuentro entre los profesionales del derecho y los servidores públicos, en el cual se pronunciaban elocuentes discursos sobre la justicia, el valor del derecho y otras ideas igualmente importantes.

Este año la abogacía no solamente no ha tenido la posibilidad de llevar a cabo una celebración parecida, sino que llega a la conmemoración bajo el ataque constante que desde el Poder Ejecutivo se hace contra nuestra labor.

Algún secretario de Estado ha llegado a señalar que los abogados que tramitan juicios de amparo en defensa de los derechos humanos de personas afectadas por actos del gobierno son una especie de “cártel” (como si formáramos parte de la delincuencia organizada).

Algunos colegas muy destacados han propuesto enmarcar la celebración del Día de la Abogacía en una reflexión sobre lo mucho que los profesionales jurídicos le han quedado a deber al país. Creo que se trata de un ejercicio de autocrítica muy necesario.

Tenemos la tarea de construir la abogacía mexicana del siglo XXI, a partir al menos de las siguientes coordenadas:

1) Necesitamos abogados especializados en áreas emergentes de la práctica, como el derecho medioambiental, la competencia económica, el derecho de la salud, las nuevas tecnologías, el derecho del comercio exterior, etcétera.

2) Necesitamos pugnar por una mayor presencia de los avances tecnológicos en el derecho. Hay que dejar atrás nuestro legendario amor por los expedientes de papel para ir hacia un modelo de justicia digital.

3) Necesitamos propiciar esquemas en los que cualquier persona pueda tener acceso a asesoría jurídica de calidad. Hoy solamente la tienen quienes cuentan con los recursos económicos para pagarla.

4) Es indispensable que desde el Poder Legislativo se haga una revisión para el mejoramiento de leyes que siguen en el tintero o que necesitan ser reformadas. Nuestro Código de Comercio tiene 130 años de antigüedad. Nuestra Ley de Títulos de Crédito rebasa los 90.

5) La pandemia puso de manifiesto las limitaciones de tribunales, varios de los cuales simplemente cerraron durante meses. 
Cuanto más arrecian las críticas, más se requiere de nuestro compromiso, nuestra entrega y nuestra responsabilidad. Tenemos un gran compromiso con México, que espera mucho de su abogacía. No podemos quedar mal.

Investigador del IIJ-UNAM. 
@MiguelCarbonell

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