“(La cultura) no es una prioridad y nunca lo fue para el licenciado Obrador, cuando trabajó aquí en la ciudad fue un desastre bonito la cultura, no la conoce, no va al teatro ni va al cine, no es una actividad en su vida ni la entiende”, expresó en diciembre pasado el actor Daniel Giménez Cacho en la Cámara de Diputados esto, en respuesta al recorte de más de mil millones de pesos al ramo 48 (Cultura) contemplado en el Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación para el ejercicio fiscal 2019.

La cultura se ha visto seriamente afectada por las decisiones del nuevo gobierno, concretamente la comunidad cinematográfica. De acuerdo con datos de la Red Mexicana de Festivales Cinematográficos, el Instituto Mexicano de Cinematografía, el Centro de Capacitación Cinematográfica (catalogada como una de las mejores escuelas de cine en el mundo) y los Estudios Churubusco, en conjunto, dejarían de recibir al rededor de 50 millones de pesos, en comparación al último año de administración del presidente Peña.

Si alguien se mostraba abiertamente entusiasmada por el eventual cambio de gobierno fue la comunidad cinematográfica, el director Alfonso Cuarón y los actores Diego Luna y Gael García externaron su apoyo de manera reiterada al entonces candidato Andrés Manuel, por cierto, el lunes por la mañana en conferencia cuando le preguntaron si ya había visto Roma se apresuró a contestar: “No, no la he podido ver (…) tan luego tenga tiempo, la veo”. El mismo reportero preguntó si ya había hablado con el director de dicha película, esto, para felicitarlo por haber ganado 3 premios Oscar, el presidente respondió: “anoche ya no pude, porque yo me acuesto temprano”.

Una de las promesas de campaña de AMLO fue sacar al cine mexicano del TLCAN (hoy T-MEC) incluido en el paquete de mercancías de intercambio libre de aranceles y obligaciones, lo que provoca que el cine de calidad hecho en México se vea fácilmente opacado por las producciones multimillonarias producidas en Estados Unidos, aunado a un espectador que ve con desdén la mayoría de películas hechas en México, esto, sumado al poco tiempo que duran en pantalla nuestras producciones. Otro de los compromisos de campaña buscaba imponer dos semanas de proyección de manera obligatoria a las producciones nacionales.

Actualmente nuestro país es uno de los mayores productores y consumidores de cine en el mundo, según cifras de El anuario estadístico de cine mexicano tan sólo en 2017 se produjeron 176 títulos y acudieron a las salas de proyección 338 millones de espectadores pero sólo el 7% acudió a ver cine hecho en México. La producción alcanzada ese año no hubiera sido posible sin el apoyo del Fondo para la Producción Cinematográfica de Calidad y del Eficine, luego entonces ¿Cuál es problema? Es difícil que el cine nacional le haga frente a las superproducciones hollywoodenses, ahora, no basta con brindar apoyo económico y estímulos fiscales atractivos, se debe buscar también que las producciones nacionales lleguen a lo largo y ancho de México y que el tiempo en pantalla en salas comerciales no se vea opacado por producciones realizadas en Estados Unidos; además, limitar el apoyo a aquellos que han encontrado un modus vivendi aprovechándose de mala manera del apoyo que brinda el Estado a la producción cinematográfica, dando como resultado películas pobres, que sólo dejan un mal sabor de boca en el espectador.

Dicen que dormir bien ayuda a la memoria, podemos asumir entonces que quizás el presidente no ha dormido lo suficiente —aunque se acueste temprano—, de lo contrario se acordaría de los compromisos de campaña que según él, haría valer iniciando su gobierno y esperamos que para la próxima tenga a bien reconocer de manera oportuna y debida el talento de cualquier mexicano que ponga en alto el nombre de nuestra nación.

Diputada federal del PRI

Google News