El primer desfile militar en el México independiente fue con motivo de la entrada del Ejército Trigarante a la Ciudad de México, comandado por Agustín de Iturbide el 27 de septiembre de 1821.

En 1825, siendo presidente Guadalupe Victoria, se realizó el primer festejo oficial del 16 de septiembre con una fiesta cívica y popular. En 1935, el presidente Lázaro Cárdenas ordenó que los desfiles militares del 16 septiembre se llevaran a cabo de manera ininterrumpida hasta convertirse en una tradición en México.

Este año el desfile cívico-militar incluyó los programas sociales de la administración federal y la Guardia Nacional para conmemorar el 209 Aniversario de la Independencia.

Para izar la bandera y pasar revista, el mandatario estuvo acompañado de los secretarios de la Defesa, el general Luis Crescencio Sandoval; de Marina, el almirante Rafael Ojeda; de Seguridad, Alfonso Durazo, y el presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Arturo Zaldívar.

Desfilaron 24 beneficiarios del Programa para el Bienestar de las Personas Adultos Mayores, 9 de Jóvenes Construyendo el Futuro y un vehículo con trabajadores del Programa Sembrando Vida. Otros más dedicados al combate al robo de combustible, conocido como “huachicoleo”. Una cuadrilla de 20 trabajadores de Pemex. También desfilaron algunas pipas de la empresa del Plan DN-III-E para el abasto de combustible.

Desde el punto de vista militar, el desfile sirve para que las autoridades civiles y militares pasen revista de las tropas y se rindan honores a los elementos distinguidos.

Posterior a la Revolución Mexicana, se logró la institucionalización de las Fuerzas Armadas, fue un logro importante para la pacificación del país y de la consolidación del Estado moderno, con una credibilidad como institución defensora de la soberanía.

Realizan un trabajo trascendente en tiempos de crisis, como institución verdaderamente organizada es la única con capacidad para atender a la población y su fortaleza como instrumento del Estado implica en la protección de los intereses de la sociedad.

Recientemente el actuar del Ejército ha sido fundamental frente a los delincuentes. Lamentablemente varios en territorios donde existe actividad criminal. La corrupción y la impunidad provocaron se desbordara el control civil y que los gobernantes echaran mano de nuestras Fuerzas Armadas; con la Policía Federal Preventiva, hasta la recientemente creada Guardia Nacional.

En este escenario, en el primer semestre del año, la Sedena reportó 126 casos de agresiones a militares. Uno de los casos más comentados fue el de la comunidad de Pueblo Viejo, municipio de La Huacana, Michoacán.

Para la población ver a nuestros militares agredidos por personas claramente relacionadas con actividades delictivas ha generado profunda indignación. Las actividades delictivas deben ser perseguidas y sancionadas con todo el peso de la ley y con la legitimidad que tiene el Estado para ejercer la autoridad.

Por esta razón, el comunicado del instituto castrense de la semana pasada es de resaltar y la población civil aplaudió la postura de las Fuerzas Armadas, en el que se señala: “Se hace del conocimiento de la sociedad que, ante la ocurrencia de un delito y en los casos en los que el personal militar o de la Guardia Nacional acudan con el objeto de garantizar la seguridad y paz en el país y sean objeto de una agresión, se actuará en su defensa legítima conforme a los principios del Uso de la Fuerza y su gradualidad”.

La postura del gobierno federal en el desfile cívico-militar, fue, lamentablemente, un desfile de carros alegóricos que destacan las actividades de la administración pública federal, dejando en segundo plano a las Fuerzas Armadas.

Expresidente municipal de Querétaro y exlegislador federal y local. @Chucho_RH

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