Este año apareció el “candigato” Morris como aspirante a una alcaldía en Veracruz. Igualmente, en el norte de nuestra república, promovieron la candidatura del burro Chon para edil. Más de uno puso su nombre en la boleta como protesta contra la clase política nacional.

Sin embargo, lo que no lograron ni Morris ni Chon, un gato y un burro; sí lo logró un caballo: Incitatus. En efecto, hace casi dos mil años, un equino fue designado como cónsul en el antiguo Imperio Romano.

Fue durante el gobierno del emperador Botitas, es decir, Cayo Calígula. La caliga era una bota militar romana, y siendo un niño, el futuro emperador se calzó las botas de su padre, que le quedaron enormes, lo cual causó gracia a la legión y desde entonces lo apodaron Botitas.

El gobierno de Calígula comenzó con buenos augurios, se portó como un gobernante sensato y capaz. Sin embargo, conforme se dio cuenta del inmenso poder que significaba ser cabeza del imperio más poderoso del mundo, enloqueció.

Se especula que el emperador pudo perder la cordura por beber vino en vasijas que desprendían plomo, lo cual afectó sus capacidades mentales.

Para demostrar su inmenso poder mandó decapitar las estatuas del principal dios pagano Júpiter, sólo para poner réplicas en mármol de su rostro.

Entre las múltiples pasiones de Calígula, además de las carnales, estaba un hermoso caballo blanco proveniente de la provincia Hispania (hoy España) que entonces exportaba hasta 10 mil caballos anualmente al corazón del imperio. Su nombre: Incitatus, que en español significa “impetuoso”.

Era tan impetuosa su devoción por este caballo de carreras, que nos cuenta el historiador Suetonio, que antes de que Incitatus participara en una carrera en el circo romano, Calígula mandaba a sus guardias a imponer silencio en todo el vecindario para que nadie interrumpiera el sueño de su equino.

No conforme con eso, mandó construirle una caballeriza de mármol, mantas púrpura, color reservado sólo para el mismo emperador, collares de perlas. Además, lo dotó con una casa completa con esclavos y muebles, para que Incitatus pudiera recibir visitas y que éstas fueran atendidas debidamente. Se dice que sólo perdió una carrera en su vida.

Calígula, enfrentado con el Senado, representante de los patricios romanos que no veían con agrado las locuras del emperador, decidió humillarlos. Para ello, decidió que su amado caballo Incitatus era más inteligente que todos los políticos en Roma y decidió nombrarlo cónsul, un antiguo puesto que en la época de la República, era el cargo de elección popular más alto.

Así, Incitatus se convertiría en el primer caballo en ejercer un cargo público. Sobre si llegó a tomar posesión y de su forma de gobierno no nos han quedado noticias. Algunos historiadores consideran que la historia del Cónsul Incitatus es disparatada y sólo fue creada en tiempos posteriores para añadirle más locuras a las ya cometidas por el excéntrico Calígula.

Lo que sí fue cierto, es que su propia guardia personal y los más importantes romanos, ya estaban hartos de los excesos del emperador Botitas, por lo que decidieron armar un complot.

Así, en una trampa que ni su más fiel Incitatus lo hubiera podido ayudar para escapar, Calígula fue asesinado a la una de la tarde del 24 de enero del año 41.

Periodista y sociólogo. Docente de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UAQ. Director del semanario universitario Tribuna de Querétaro

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