Dicen por ahí que existen varias Mona Lisa “originales” en el museo que la alberga, para rotarlas durante el año, una para los primeros seis meses y otra para los otros seis meses del año… ¿el supuesto motivo? su restauración.

Durante mi estancia en la universidad tuve una excelente profesora que nos mostró una manera diferente de ver y comprender el arte, recuerdo que en una clase discutimos acerca de las falsificaciones. Nos contó que durante su estadía como practicante en un museo muy importante, estuvo presente cuando compraron una máquina que cumplía con el propósito de analizar si las obras expuestas en el recinto eran falsas, entre risas nos comentó el porcentaje de las piezas que resultaron no ser originales y todos quedamos sorprendidos, ya que el porcentaje fue mucho, pero mucho más alto de lo que algunos pudimos imaginar.

Si retomamos la noción de aquel árbol llamado arte, ésta sería otra ramificación, el arte es falsificación. Las falsificaciones en el arte han existido desde siglos atrás, existen falsificadores que han trascendido su ilegalidad y se han convertido en famosos, como el caso de Wolfgang Beltracchi que no solo producía copias de obras existentes, sino que creaba piezas jamás vistas y las hacía pasar por genuinas, era tan bueno en lo que hacía que logró engañar a más de un curador y perito, logrando que las piezas fueran consideradas originales, te recomiendo el documental Beltracchi, el arte de la falsificación, donde él mismo explica el proceso que conllevaba cada falsificación.

Me gustaría llevarte a 1974 cuando Brígido Lara —artista y exfalsificador mexicano— fue detenido por la policía de Veracruz por cargos de tráfico ilegal de piezas precolombinas. Pero salió en libertad porque dichas piezas no eran robadas, sino que eran genuinas pero elaboradas por él mismo. Esto lo demostró cuando su defensa le llevó a su celda cerámica y otros materiales para la creación de las piezas, posteriormente éstas fueron llevadas con especialistas y fueron catalogadas como genuinas por los peritos especialistas, esto permitió que Brígido Lara fuera eximido de los cargos. Actualmente trabaja como restaurador y autentificador de piezas precolombinas en el Instituto Nacional de Antropología e Historia, además de que cuenta con una autorización por parte de esta institución para crear copias certificadas.

Las falsificaciones existen y están a plena vista en los museos, un ejemplo son las piezas de Brígido Lara, que actualmente se encuentran en colecciones de importantes museos a nivel mundial como es el caso del Metropolitan Museum of Art (MET) en Nueva York. Sin embargo, esto solo hace cuestionarme más acerca del tema, en el caso de Brígido Lara ¿quién realmente dicta qué es genuino y qué no?

Sus piezas fueron catalogadas como auténticas piezas precolombinas por peritos cuando realmente no lo eran, entonces demostrar esa maestría y destreza para fabricar algo que ya se había hecho ¿es ilegal?

Me pregunto también por qué tenemos esta fuerte inclinación por lo original, me llega la pregunta obligada y que también me gustaría hacerte, que las obras sean genuinas o falsificaciones ¿cambia tu manera de percibir el arte?, cambiarán todos esos sentimientos que te despierta ver tu pieza favorita, ¿si fuera una falsificación?

*Lic. en Historia del Arte y Curaduría

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