Podría enumerar hasta el cansancio los beneficios de visitar lugares diferentes, compartir con otras culturas su comida, sus tradiciones, las maneras de educarse, divertirse y sobre todo las formas en las que comparten sus riquezas materiales e inmateriales. México para esto se pinta solo, tenemos tanta riqueza cultural que puedo asegurar —y me incluyo en la aseveración— que la gran mayoría de los mexicanos desconocemos los tesoros y diversidad cultural de nuestro territorio nacional.

Como nuestra nación, muchas otras, de las 196 oficialmente reconocidas a nivel mundial, están plagadas de cultura, de historia, de maneras diferentes de pensar, de aprovechar sus recursos, de modelar el desarrollo de su sociedad, de manejar su economía, de implementar sus políticas públicas, todas ellas con razones suficientes para ser visitadas, entendidas y en muchas ocasiones emuladas a través de una “mexicanización”, —disculpándome por la definición que expresa ese proceso en el que los mexicanos analizamos y adaptamos las buenas prácticas observadas en otras latitudes a la realidad de nuestro país—, eficaz y congruente.

Esta reflexión #DesdeCabina, busca mostrar la importancia de viajar, ya sea por esparcimiento o por necesidad profesional; el convivir momentáneamente con otra cultura enriquece nuestra manera de ver la propia realidad, nos vuelve más abiertos, más conscientes de nuestras carencias y agradecidos por nuestras fortaleces;  viajar nos invita a conocer a otras personas, nos empuja, por voluntad propia o por necesidad laboral a relacionarnos en una diversidad de ambientes provocando en nosotros una percepción más amplia de la forma en la que otros resuelven sus problemas, en la otros se divierten y viven su ciudadanía.

Pero sin caer en la exclusividad de la reflexión respecto a la manera de cultivarse a través de los viajes, si es relevante reconocer que cuando las personas viajan, cambian su vida. En la aeronave que me toca comandar, lo vemos claramente; cuando los chicos viven alguna experiencia de internacionalización, ya sea a través de movilidad estudiantil para cursar un periodo escolar en alguna institución extranjera, para visitar o hacer una estancia técnica de investigación o durante la participación en alguna competencia internacional, la visión de nuestros chicos se amplia, sus preguntas en las clases y actividades posteriores a sus viajes y experiencias internacionales se identifica con más sentido, con un enfoque y dirección diferentes.

Los encuentros con otras autoridades educativas, con compañeros o competidores, la comparación de las instalaciones, modelos educativos y profesores sin duda que los transforma de una manera más clara y acelerada que solo visitando sitios en internet o viendo videos y documentos electrónicos.

Hoy que lo veo a la distancia, y que la vida me ha puesto en una posición que me permite convivir con diversas culturas dentro y fuera de mi país, reconozco la necesidad de exponerse a experiencias de viaje que redondeen nuestro criterio, que permitan delinear nuestra visión de México, visto desde fuera, que facilite nuestro actuar en cualquier ámbito de la vida y que permitan enorgullecernos de nuestro querido país sin apasionamientos, con entereza y con una conciencia social como ciudadanos del mundo en el siglo veintiuno, esta es una manera más eficaz con la que se derriban muros, educándonos para no construirlos jamás.

Rector de la UNAQ / @Jorge_GVR

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