El gobierno federal y el PRI tienen un arma para acabar con las aspiraciones electorales de Acción Nacional: los panistas. Convertidos desde hace tiempo en sus peores enemigos, los gobernantes y algunos militantes del PAN se han vuelto en los mejores aliados de los priístas al provocar escándalos semana tras semana.

Sin ir mas lejos este fin de semana nos topamos con las expresiones racistas de un exfuncionario queretano que sin el menor pudor se lanzó contra la estrella del momento, el gran Ronaldinho. Las disculpas ya quedaron de más. Pero ese es solo el caso más reciente, al menos al momento de escribir estas líneas, pues uno nunca sabe qué puede pasar de aquí a que el texto llegue a sus ojos.

En los últimos meses tuvimos el caso del gobernador de Sonora acusado de hacer una presa para obtener beneficios, el gobernador de Puebla ha sido criticado por la muerte de un menor en una protesta, y todos recordamos a militantes y ex diputados locales del PAN que dieron nota en pleno Mundial.

No creo —ni de chiste— que los políticos del PAN sean menos honestos que los militantes de otros partidos. Históricamente los priístas han sido noticia por el manejo de los dineros públicos como si fueran sus negocios privados, y los perredistas tampoco han demostrado que estén hechos de una naturaleza distinta. ¿Por qué entonces los reflectores han terminado sobre las filas de AN?

Podemos aventurar algunas ideas. En primer lugar, porque evidentemente no han entendido el nuevo ecosistema de información en donde todos somos, en mayor o menor medida, figuras públicas. Como ha quedado demostrado en varios escándalos, los panistas no han entendido que lo que hagan o digan terminará en redes sociales, lo suban ellos o no; que todos vivimos en cajas de cristal visibles para todo mundo y que su conducta tiene serias implicaciones para ellos y para su partido. No importa el cargo formal que ostenten, todos son voceros de su instituto político.

En segundo lugar hay ya un clima propicio para los escándalos de AN. Desde videos de los diputados enfiestados, hasta las acusaciones entre senadores, pasando por las denuncias de sus ex presidentes de partido, todo abona a un ambiente en donde ya hay una expectativa de “a ver con qué salen ahora los panistas”. Y eso condiciona que sus noticias reciban más atención que las de sus rivales.

Este ambiente debería preocupar mucho al PAN y a sus actuales dirigentes que paradójicamente tendrían que pasar por un buen momento. La causa es simple: la calificación al desempeño del actual gobierno es muy mala. Los cambios logrados desde el Congreso no se reflejan en la vida de los mexicanos y la comunicación gubernamental que afirma haber cumplido con todo lo prometido, no convence a la mayoría según muestran las encuestas.

Destaco un dato publicado hace poco: sólo uno de cada cuatro mexicanos se dice satisfecho con el rumbo del país. Y eso es un regalo para la oposición en cualquier parte del mundo. La gran pregunta es si alguien va a capitalizar ese malestar social. Lo natural sería que lo captara el PAN, la segunda fuerza política nacional, no obstante con esta imagen será difícil que lo pueda aprovechar.

¿Que hay una campaña mediática en su contra? No lo sé. Sin duda en el gobierno y la izquierda sonríen con cada tropiezo del PAN, pero lo cierto es que el material para cada noticia lo ha puesto el propio PAN.

Faltan 10 meses para la lección intermedia y desde ahora podemos afirmar que el PAN podría ser el gran perdedor, si no pone en orden su casa y empieza a tomar medidas en serio contra cada miembro que le falle. ¿Serán capaces de corregir o seguirán en su empeño por acabar con el capital político que todavía les queda? En julio conoceremos la respuesta. ¿Comentarios?

Politólogo y periodista

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