Ya son 23 veces que un líder es eliminado en los cuartos de final, en torneos cortos, cifra que además de ser muy alta representa que el torneo regular sirve para maldita la cosa, que se premia en el futbol mexicano el momento y no la regularidad, y cuando un equipo se encuentra en el octavo lugar y éste es el de mayor inversión de la Liga, suceden bochornos como el que pasó Santos contra el Monterrey. Fue una ficción el liderato en las 19 fechas.

Una Liguilla que, en ocho partidos, ha visto 35 goles anotados, cifra que vuelve a demostrar que los equipos —al jugar a anotaciones— hacen bastante más espectacular nuestra Liga que cuando se dedican a especular y buscar resultados matemáticamente calculados, como sucede en el torneo regular. La tendencia goleadora puede ir a la baja en semifinales, por el espíritu de encontrar tan cercana una final y poder perder esa posibilidad.

Mención honorífica reciben Monterrey y América, éste apelando a la grandeza de su historia y entendiendo perfectamente bien de lo que se trata encarar una Liguilla. Se acaban las especulaciones que ponían a Miguel Herrera como el villano y que el plantel ya no lo quería, porque si algo se demostró anoche en la cancha del estadio Universitario fueron solidaridad y deseos de triunfo. El hambre de victoria que los arrogantes y mezquinos Tigres olvidaron desde el inicio de la eliminatoria, el jueves por la noche en el Estadio Azteca.

Los grandes millones invertidos por los Tigres en algunos futbolistas han sido un reverendo y rotundo fracaso. Ejemplos claros son Enner Valencia y Carlos Salcedo, quienes están muy por debajo de lo que representa la idea de comprar jugadores de élite para este equipo. Decepcionantes y hasta anticlimáticos se ven en este equipo.

No es la primera vez que clasifican a semifinales el quinto, sexto, séptimo y octavo lugares. Ya en el Clausura 2015, el Guadalajara, el Querétaro, el Pachuca y el Santos eliminaron al Atlas, al Veracruz, al América y a los Tigres, respectivamente, lo que demuestra que en la Liga MX puedes desperdiciar el torneo regular y enfocarte solamente a una clasificación, sin importar el sitio en el que lo hagas y la posibilidad de ser campeón queda intacta.

El “nuevo clásico” debe ser muy doloroso para los aficionados de los Tigres, quienes solamente vieron cómo un equipo arrugado, sin ambición, arrogante, mezquino, quedó eliminado, porque la rivalidad más compleja para el América fueron los comentarios de los analistas que insistimos en que estos clubes ya son enconados y su antagonismo es real.

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