Los pensamientos, las emociones y el ruido exterior se la pasan recordándonos que lo que debe ser es el tener a alguien a tu lado para que te acompañe en el camino y tú, evidentemente lo acompañes a él.

Soñadoras, épicas, cursis, secas, cariñosas, pegajosas, frías o como sea, toda mujer, o mejor dicho, la gran mayoría buscamos el amor. Corremos ante la ruptura inminente de nuestra relación a buscar al suplente que llenará ese enorme vacío que queda, sin darnos cuenta que podríamos experimentar la mejor de las aventuras encontrándonos con nosotras mismas. Sin embargo, se entiende, que efectivamente queremos una motivación, queremos sentir “bonito”, sonreír y compartir. Dejaríamos de ser mujeres ¡si no!. La realidad, aquí entre nos, es que tenemos un pánico escénico a la soledad.Y ¿cómo no tenerlo si nunca hemos experimentado estar solas. Pasamos del seno familiar a formar una vida en pareja sin ni siquiera vivir la experiencia de encontrarnos con nosotras mismas. ¡Acuérdense que somos mujeres de 40 y más! y la mayoría de nosotras seguimos el protocolo de estudiar, casarnos y tener hijos y ¡bueno!, nadie nos habló de lo que podía seguir después de eso.

¡Pues ahí les va! No seré psicóloga, ni bruja (lo digo en el buen sentido), ni chamán, tampoco experta en desarrollo humano,pero sí sé lo que es vivir dependiendo de que llegue la persona indicada a mi vida, buscando esa alma gemela y una gran historia de amor. Y por eso hoy les digo: ¡basta de drama! ¡basta de depender de algo o de alguien! Se acabó. Después de tantos años conmigo, hoy tengo la oportunidad de buscar al amante perfecto. Pero, ¡a ver!, ¡no! no es un hombre guapo, fuerte, con un trasero impresionante y un cuello que quisieras devorar, ¡no! (además, escasean). Yo hablo de romper paradigmas y experimentar el amor a través de lo que disfrutas hacer para ti. Imagina recordar que es lo que te hace feliz por el simple hecho de hacerlo y te deja con una sonrisa de oreja a oreja para todo el día porque te sientes satisfecha y plena contigo misma. ¡Pues eso! Lo que quiero decirte es que busques un amante en las coas que más te gustan. Yo, ya encontré el mío y te platico.

Hace tiempo había leído un artículo que evidentemente iba dirigido a las mujeres, en particular a las casadas. Ya que la rutina de la casa, de los hijos y el tiempo que llevas casada con el esposo pues llegan a un momento de desgaste y porqué no decirlo de aburrimiento. El artículo se titulaba si no recuerdo mal, “Búscate un amante”. Habrá que ver el morbo entre todas la mujeres sumisas y buenas esposas que estaban deseosas de leer el artículo .La sorpresa fue encontrar un consejo que no expondría la vida conyugal ni de la familia y finalmente romper con la rutina como si apareciera en tu vida el amante perfecto.

El mío, es tan lindo que está conmigo con sólo desearlo. Me hace sentir feliz, hermosa y sobretodo segura de mi misma. Me reta de forma que siempre estoy superándome. Aguanta mi intensidad, me comprende y nunca se cansa de estar conmigo. Me recuerda de qué estoy hecha y mi cuerpo reacciona maravillosamente ante él y lo mejor es que después de hacerlo, invariablemente me deja con una gran, gran sonrisa desando siempre regresar con él.

Este amante que encontré, es perfecto para mi y lo descubrí retomando lo que me hace feliz. El deporte.

El tuyo puede se otro pero ¡en serio! cuando te des cuenta, te sentirás plena y no necesitaras más nada.

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