El agua no se privatizará. Al menos no lo contempla la actual discusión nacional en torno a la Ley General de Aguas que prepara el Congreso Mexicano.

La Ley Nacional de Aguas actual, en cambio ya contempla la participación de particulares en la atención de estos servicios públicos concesionados. Lo que hará la nueva ley es actualizar y armonizar el marco regulatorio al estado actual de este recurso vital, y además obligará a los concesionarios a rendir cuentas y a su vez reconocer las buenas prácticas en la prestación de estos servicios, así como premiar los sistemas más eficientes.

Estos planteamientos los escuché decir a mi colega diputado Ignacio Pichardo Lechuga, presidente de la Comisión de Agua Potable y Saneamiento, en el marco de los trabajos del Foro Nacional sobre el Uso sustentable del agua que se llevó a cabo el pasado 21 de octubre, en la Universidad Mondragón México, en el municipio de El Marqués, en Querétaro.

El objetivo de este evento convocado por el Centro de Estudios para el Desarrollo Rural Sustentable y la Soberanía Alimentaria (CEDRSSA) de la H. Cámara de Diputados, es proporcionar elementos de análisis sobre los retos y perspectivas del uso sustentable del agua para fortalecer las regiones hidrológicas de nuestro país.

El riesgo es grande, sin catastrofismos; debemos reconocer que el diagnóstico no es alentador. Por ello, los diputados estamos preparando un marco jurídico que le dé viabilidad a nuestro país en el tema de agua.

El encuentro resultó muy fructífero, los especialistas que intervinieron presentaron proyectos innovadores sobre el tratamiento, recuperación del agua y recargas de los mantos freáticos. A los funcionarios públicos les preocupan el mal uso del agua, su contaminación y el alto costo que conlleva ponerla a disposición de los usuarios en los hogares o empresas.

A diversos panelistas, les parece que el asunto del agua no es de escasez, sino de su cuidado, traslado y cobro adecuado del mismo.

Todos coincidimos: el agua es un recurso que generosamente nos da la naturaleza, y no cuesta. Lo que cuesta es entubarla, purificarla y trasladarla a grandes distancias donde se consume.

Los casos de éxito presentados, alientan el optimismo de que con proyectos viables en el riego agrícola o consumo humano e industrial controlados mediante nuevas tecnologías, consumo volumétrico y participación de los usuarios, tendremos agua de calidad para las futuras generaciones.

En esta discusión hay buenas noticias, y es que los operadores públicos y privados del agua, están haciendo su tarea, haciendo eficiente el uso de la red y generando políticas públicas de difusión de una cultura del agua. Buscan concientizar sobre el uso racional del preciado líquido y del eventual alto costo futuro, si no nos aplicamos como sociedad en uso racional del agua.

En este debate, el agua también tiene su lado filosófico y emotivo, y un punto culminante de esta sesión nos lo dio el doctor Cornelio Rojas, un eminente científico social mexicano, que nos llamó a la reflexión, a propósito del uso sustentable del agua, cuando señaló: “podemos satisfacer nuestras necesidades presentes del agua, siempre y cuando no afectemos las de las generaciones venideras”. Con esa reflexión me quedo, y comparto con mis amables lectores.

Diputado Federal por el PRI, en la LXIII Legislatura. Distrito 1 de Querétaro.

hugo.cabrera@congreso.gob.mx

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