Edmundo Jacobo Molina es un claro ejemplo de lo que significa formar parte de la élite dorada de los organismos dizque autónomos (los que no tienen autonomía financiera, porque dependen del dinero público y que tampoco cuentan con autonomía política, pues responden a determinados intereses, incluso extranjeros). En 2008 fue designado, por los consejeros electorales, como secretario ejecutivo del Instituto Federal Electoral (IFE), actual Instituto Nacional Electoral (INE), por un período de seis años. Posteriormente, en abril de 2014, fue reelecto en el mismo cargo, por los consejeros electorales, por un período de siete años más, con lo que en abril de 2021 cumplía ya 13 años en el mismo cargo y debería haber sido removido.

Sin embargo, de manera muy tramposa, el actual presidente del INE, Lorenzo Córdova, promovió una tercera reelección anticipada, en febrero de 2020, antes de que tomaran posesión nuevos consejeros en abril de 2021. Es decir, Córdova promovió una reelección anticipada de manera facciosa, ilegal e ilegítima para que Jacobo se reeligiera por tercera ocasión consecutiva. Esto muestra la poca o nula ética tanto de Jacobo como de Córdova.

Pero, ¿por qué Jacobo se aferra tanto a su puesto? ¿Por amor a la patria? ¡Claro que no! Es por amor al dinero y al abuso desde la función pública. Edmundo Jacobo nos cuesta a los mexicanos 4 millones 105 mil pesos anuales, es decir, 342 mil pesos mensuales. De estos, 246 mil mensuales corresponden a “sueldos y salarios” (167 mil 935 mensuales netos). ¿Quién gana esto en la función pública? Jacobo ni siquiera cuenta con estudios de posgrado, sólo detenta una licenciatura en filosofía. En una universidad pública, incluso sería imposible que detentara una plaza definitiva, no cumple con los requisitos mínimos.

Además de su sueldo, Jacobo detenta prestaciones envidiables para cualquier trabajador mexicano, prestaciones que nos cuestan un millón 154 mil pesos anuales: “medidas de protección al salario” 513 mil pesos; fondos y seguros de ahorro para el retiro, 447 mil pesos; seguro de vida (40 meses de percepción bruta mensual) 9 millones 840 mil; gastos médicos mayores por 295 salarios mínimos generales mensuales, un millón 831 mil al año; “seguros a las personas” por 103 mil pesos; además de prima vacacional, prima quinquenal, aguinaldo sin deducciones, gastos funerarios e indemnización por fallecimiento, dos períodos vacacionales de 10 días hábiles cada uno, seguro colectivo de retiro y seguro de separación individualizado. Este tipo de abusos es lo que se defiende cuando se dice “el INE no se toca”.

Académico de la UAQ. anbapu05@yahoo.com.mx

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