El mundo está cambiando y su gente quiere construir un mundo mejor. Todos los días se suman personas, organizaciones y países al adoptar acciones para erradicar la pobreza, proteger el planeta y asegurar que todas las personas gocen de paz y prosperidad.

En mi último viaje a Colombia encontré un espíritu de cooperación para mejorar la vida de manera sostenible. Hemos entendido que la colaboración lleva un cambio positivo en beneficio de las personas y del planeta. Conocí gente increíble que pronuncia fuertemente: Otro Mundo Es Posible.

En 1958 un grupo de cooperativistas decidieron “apostarle al fortalecimiento de la economía solidaria y en particular al cooperativismo, a partir de la formación de adultos”. Así nace la Universidad Cooperativa de Colombia, un formidable universo académico con más de 157 mil egresados, 106 pregrados, 66 posgrados y 45 mil estudiantes en 26 ciudades. Cuenta con su propio Instituto de Economía Social y Cooperativismo – INDESCO,  orientado a contribuir al fortalecimiento de  la cultura, la práctica cooperativa y de economía solidaria a través de las funciones de investigación, educación y proyección social de la universidad hacia el sector cooperativo y solidario en el ámbito nacional e internacional.

Precisamente en el Campus Medellín tuve el privilegio de participar en su Cátedra Libre de Economía Solidaria, “un espacio de conversación social que facilita el encuentro entre la academia, gobiernos y organizaciones de la sociedad civil para activar ciudadanías entorno a la economía social y solidaria”.

Compartí cátedra con Fernando Gómez Giraldo, director ejecutivo de Confecoop Antioquia y Oswaldo Salgado Cañaveral, representante del Consejo Consultivo del Municipio de Medellín. Destaco la presencia de Confecoop, máximo organismo de integración cooperativa del país que representa al sector cooperativo nacional e internacional y que realiza una fuerte defensa del modelo social. Todos coincidimos en 3 puntos: sumar esfuerzos y presupuesto para hacer visible la economía solidaria en la opinión pública; las cooperativas suman al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU y erradicar la pobreza está en el corazón de la agenda de la economía solidaria; la academia es fundamental para divulgar conocimiento, mejores prácticas y formar talento en la comunidad.

El movimiento cooperativo en Colombia es ascendente. Se siente un nuevo espíritu en sus calles después de décadas de sufrir un conflicto armado. En 2017 más de 6 millones 400 mil colombianos se encontraban asociados a una cooperativa (13% de la población), generando un impacto indirecto a nivel familiar a más de 19 millones de personas (39% de la población).

Las empresas cooperativas están fundadas en valores y principios, brindan prioridad a la justicia y la igualdad, y permiten a las personas crear emprendimientos sostenibles que generen empleos justos y prosperidad a largo plazo. Son más de 3 mil 488 cooperativas colombianas presentes en múltiples ramas de la actividad económica (servicios financieros, sector agropecuario, comercialización, consumo, seguros, transporte, educación y salud).

El mundo está cambiando y los cooperativistas construyen un mundo mejor. #VivaColombia

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