Cada 12 años se produce una colisión entre dos mundos que viajan paralelos y solo se miran el uno al otro sin tocarse… aparentemente.

Cada 12 años se produce el cruce de la Copa Mundial de Futbol y las elecciones presidenciales en México. Cada tres Mundiales, cada dos elecciones se produce el eclipse donde el mundo futbolero atraviesa el periodo electoral y lo eclipsa parcialmente. Hasta ahora, no ha habido un eclipse total de futbol a la elección.

2006 y 1994 son los años recientes donde los eventos han sido concurrentes. Alemania, Calderón y AMLO por una parte y por otra, Estados Unidos, Cárdenas, Diego y Zedillo.

En 1994 las elecciones se realizaron hasta agosto, así que las campañas transcurrieron durante el Mundial sin sobresaltos y los tres candidatos mas Salinas de Gortari, entonces presidente, se lamentaron a las fallas del Beto García Aspe y Marcelino Bernal en la serie de penaltis contra Bulgaria. Ganó Zedillo con un cómodo 49 por ciento de la votación.

El 2006 fue más cerrado. Tanto en el futbol como en la elección. Mientras la selección mexicana dirigida por Lavolpe daba sus mejores juegos, el duelo entre Calderón y López Obrador subía de intensidad hasta llegar a las recurrentes faltas en la media cancha y sin amonestaciones con un árbitro complaciente con el juego sucio de Calderón.

Año intenso en lo político y lo futbolero. En ambos se fueron hasta tiempos extras. Sobre la hora, Calderón en una jugada dudosa y con el claro beneplácito del árbitro le robó a AMLO el triunfo; en tanto, en el Mundial, en una jugada magistral de esas que solo se ven una vez en décadas, Maxi Rodríguez anotó un señor golazo que rompió la esperanza de la selección tricolor.

¿Y el 2018? Todo parece asintomático. La selección tricolor genera rechazos y dudas sobre su funcionamiento de cara al duelo contra Alemania, aunque no tanta aversión como el partido tricolor frente a las urnas. En tanto, en esta ocasión López Obrador lidera con cómoda ventaja las encuestas y se ha cuidado de no cometer errores en la media cancha y ha sabido las oportunidades de gol que se han generado, aprovechando los errores del rival. ¿Y los azules? Pues ni Italia calificó al Mundial y ni Anaya logra superar el segundo lugar que le garantice poder pelear el juego en los minutos finales.

En tanto, donde sí se ha producido una colisión de los mundos futboleros y políticos es en Querétaro. Una plaza que desde 1997 el PAN mantiene hegemonía y salvo el 2012 donde ganó el PRI, para el partido albiazul la elección parecería una cascarita y más con un rival tricolor dividido en donde los propios compañeros de equipo se dan patadas entre sí antes de empezar el juego.

Pero como en un crossover de Marvel y DC, el universo del futbol apareció en las campañas y el PES, en alianza con Morena y PT, postularon al famoso portero Adolfo Ríos a la presidencia municipal.

¿Cuál será el impacto de este crossover futpolítico? Lo desconocemos, no tenemos encuestas fiables que nos den una perspectiva sobre si Ríos ha impactado en los votantes.

Por lo pronto, las campañas en Querétaro son una extraña mezcla de jugadores retro con políticos mirreinales. Mientras Ríos trae a sus antiguos compañeros a la campaña, el panista Nava intenta desmarcarse y evitar cualquier sobresalto de cara a la elección.

En el manejo frente a la gente y los medios, Ríos le va ganando por goliza, mientras Nava luce dubitativo y no logra transmitir una narrativa política clara. En tanto, el PRI también sueña con alcanzar al PAN y los independientes con hacer la chica.

La maquinaria azul tiene todo para ganar en Querétaro, de sus descuidos y excesos de confianza dependerá que tanto crezcan Ríos, el PRI y los independientes. A veces, el futbol como la política, se decide todo en los últimos minutos. Y, al igual que en el fútbol, dar por ganados los partidos antes de empezarlos a jugar, puede ser fatal.

Periodista y sociólogo. @viloja

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