Ecatepec de Morelos es el municipio más poblado del Estado de México: lo habitan casi dos millones de personas en una superficie de 186 kilómetros cuadrados. Afectado por la expansión de la mancha urbana, ha padecido los impactos de un crecimiento caótico; carente de la planeación e infraestructura adecuadas, presenta deficientes servicios municipales, una red de alcantarillado rebasada, un transporte público deteriorado, insuficiente e inseguro, los niveles más altos de contaminación ambiental del Valle de México, en época de lluvias padece inundaciones y en algunas zonas del municipio todo el año carecen de agua potable, se abastecen por medio de pipas.

En el año 2000, la alternancia por la derecha impactó fuertemente a los municipios del Estado de México, sobre todo en aquellos en los que surgieron fraccionamientos en los que se estableció una clase media en ascenso. En lo que se llamó “El corredor azul” se impuso el PAN, así ocurrió en Naucalpan, Tlalnepantla, Atizapán y otros municipios, incluido Ecatepec. Pero los malos gobiernos en Ecatepec no distinguen banderas políticas, lo mismo priistas que panistas o morenistas, como el actual Luis Fernando Vilchis Contreras, han fracasado en atender los mayores desafíos de esa comunidad.

Desde 2009, Ecatepec empezó a perfilarse como uno de los municipios más peligrosos del país, la delincuencia común y el crimen organizado asentaron sus reales ante el desgano, la ineptitud o la complicidad de las autoridades. Desde 2015 se mantiene una alerta de violencia de género ante la crisis que causó la desaparición de mujeres y niñas. Según datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, de enero de 2015 a marzo de 2019 se han abierto mil 258 carpetas de investigación por homicidio doloso contra mujeres.

La incompetencia o complicidad de las autoridades municipales y estatales son inauditas, en las agencias del Ministerio Público se desestiman las denuncias, la inutilidad de los sistemas de investigación e inteligencia es evidente. Para Ana Yeli Pérez, asesora del Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio, Ecatepec es el municipio más violento para las mujeres. Y cabe preguntar: ¿qué otras prioridades tienen el alcalde Luis Fernando Vilchis y el gobernador Alfredo del Mazo que los llevan a desestimar esta terrible emergencia? ¿No son capaces de conmoverse ante lo que existe detrás de cada mujer asesinada: un drama humano, hijos huérfanos, padres que nunca más tendrán reposo y no pueden entender que proteger la vida de los habitantes de Ecatepec y del Estado de México es su responsabilidad primera?

El horror de Ecatepec se replica en muchos otros municipios del país y se ha expresado en esa formidable iniciativa de Brujas del Mar, el colectivo feminista veracruzano que llama al paro nacional. Sin embargo, frente a la enérgica condena de las mujeres, no faltan las voces que llaman a descalificar las protestas o las que se montan en ellas. ¿A quién le pertenece la defensa de las causas de las mujeres? ¿Quién tiene el monopolio de ese impulso? Parar la violencia contra las mujeres no puede ser la bandera de unos, tiene que ser la de todos, ¿es tan difícil entenderlo?

Sin embargo, más allá de la marcha y del paro y de estas manifestaciones de repudio a la violencia contra las mujeres que esperamos sean contundentes, habrá que exigir del gobierno acciones inmediatas que frenen estos actos; pero también hay que interpelar a la sociedad, es urgente un cambio drástico a una cultura que muchas veces desde el hogar propicia el machismo.

Cero tolerancia ante el acoso y el maltrato a las mujeres porque allí se incuban actos más atroces; exigimos a los gobiernos municipales, estatales y federal, que asignen los recursos humanos, tecnológicos y financieros necesarios para restablecer la tranquilidad para los habitantes de Ecatepec, del Estado de México y de todo el país. Basta de vivir con miedo. No más silencios.

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