“El que no sabe a dónde va cualquier camino lo lleva”, reza el dicho, y viene ad hoc ahora que ganó la “honestidad valiente” tabasqueña con respecto a qué pasará con los 39 contratos petroleros firmados por el gobierno mexicano con empresas extranjeras y locales, cuya finalidad ha sido el reparto de la producción y renta petroleras en el marco de la llamada “Ronda Uno”; o bien los conocidos como farmout que son contratos de alianza que Pemex signó para la explotación, por ejemplo, del yacimiento Trión, a 179 kilómetros de Matamoros, reservas que el gobierno ha arrebatado a Pemex para entregarlos a petroleras mediante la “Ronda Cero”.

Ronda Cero. Ronda Uno. Despojo del patrimonio, entrega del petróleo y pérdida de la renta petrolera fue el libro —prologado por Cuauhtémoc Cárdenas— que Víctor Rodríguez Padilla, experto en contratos petroleros y energía, y profesor de Ingeniería de la UNAM, presentó al Grupo María Cristina.

El reto de la nueva administración del país, asegura Víctor Rodríguez, es revertir el mecanismo que está entregando recursos, reservas, producción y renta petrolera mediante cambios constitucionales, legales y reglamentarios en materia petrolera. Pone el cascabel al gato, con diez retos para la administración de López Obrador: Primero. Suspender las rondas petroleras y los 107 contratos adjudicados; los farmout, y cancelar las licitaciones en curso para que Pemex no sea despojado de la operación y relegado a socio minoritario. Segundo. Revisar contratos del sector energético con particulares para prevenir corrupción o ilegalidades. Tercero. Encarcelar a los líderes del sindicato petrolero, cubiertos con el manto de la impunidad por la administración actual para evitar que se opusieran a la reforma energética y al desmantelamiento de Pemex. Cuarto. Suspender parcialmente la liberación del mercado de combustibles y disminuir dos o tres pesos la gasolina, ajustando expectativas de rentabilidad e ingreso fiscal. Quinto. Crear una fiscalía que persiga delitos cometidos por las empresas extractivas, y que los proyectos energéticos dejen de tener prioridad sobre el uso de suelo, salvo los establecidos por decreto. Sexto. Reintegración vertical de Pemex y CFE, y eliminación de la regulación asimétrica; que PMI comercialice nuevamente los hidrocarburos del estado y el mercado eléctrico mantenga sólo los contratos bilaterales, y el subsidio sea solo para pobres. Séptimo. Rescatar de las refinerías y reducción de las importaciones petrolíferas. Octavo. Sacar de México la asociación transpacífica porque lo pactado en materia de energía va más allá de la reforma Constitucional de 2013 y es contrario a los planteamientos de AMLO. Noveno. Hacer ajustes en la política de gas natural, revisando contratos de importación; no construir más ductos de internación con EU, e impulsar la búsqueda y producción del gas nacional. Prohibir el fracking, dar prioridad a las fuentes renovables de energía. Y décimo. Empatar la regulación porque el marco jurídico vigente supedita la regulación a la política energética. “No sería razonable apoyarse en las transnacionales para oponerse al cambio de políticas públicas” asegura Víctor Rodríguez Padilla, porque está al alcance de la mano realizar una verdadera revolución energética.

Sin olvidar que está en juego millones de pesos, grandes capitales e intereses compartidos; casos como Odebrecht y el monstruo de la corrupción. Es importante leer Ronda Cero, Ronda Uno para tener una idea de hacia dónde va el futuro energético del país.

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