El discurso pronunciado el 7 de abril de 2005 en la tribuna de la Cámara de Diputados por el entonces Jefe de Gobierno del Distrito Federal, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), cumplió 18 años el pasado viernes.

Actualmente vale la pena hacer un examen o análisis sobre los siete minutos (420 segundos) de palabras expresadas por el hoy Presidente de la República, ante diputadas y diputados del Poder Legislativo en el cierre de sexenio de Vicente Fox. Tuvo como contexto un escenario de inminente desafuero de su cargo y el proceso electoral 2005-2006 en puerta.

Ese discurso puede considerarse un símbolo o hito del “obradorismo”, tanto para sus simpatizantes como para sus detractores o críticos.

Desde entonces, hay palabras con una alta dosis de significado en la vida pública del país, y que López Obrador supo capitalizar en su narrativa, acciones y estrategia políticas.

“Transformación”, “historia”, “derecho”, “mafia”, entre otras palabras han sido, queramos o no, parte de la brújula y el campo semántico del quehacer político de México, no solo cuando el tabasqueño fue oposición, sino sobre todo desde diciembre 2018.

Sin embargo, lo más importante ahora tiene que ser examinar y la rendición de cuentas de los 52 meses que lleva de gobierno, a la luz de las palabras pronunciadas en San Lázaro esa mañana de abril en 2005, pero sobre todo, del “juicio de la historia” y la población en México.

De acuerdo con estudios y cifras del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), disminuyó el número de familias en situación de pobreza que son favorecidas por programas del gobierno federal, entre 2016 y 2020. Bajó el 67 al 43% el porcentaje de población en situación de pobreza que recibía mínimo apoyos o beneficios de un programa social del gobierno federal.

En contraparte, la decisión del Presidente de reducir el presupuesto público destinado a la publicidad oficial en medios, y el encono-enojo-odio de directores, articulistas y “periodistas” de los medios que vieron reducido el monto del erario ha quedado exhibido y en evidencia tanto en las conferencias de prensa “mañaneras” como en intentos de desinformación. Incluso organizaciones dedicadas a la defensa del derecho a la información que han recibido críticas del Presidente como “Artículo 19”, lo han reconocido y señalado en estudios.

Uno de los aciertos ha sido el que ha hecho efectivo el “¡fuera máscaras!” para mostrar los intereses económicos y políticos detrás de la mayoría de los medios, que no informativos o en beneficio de la sociedad.

En contraparte, el mito del gobierno “humanista” que se prometió, o de la “transformación”, fue derribado con la tragedia por las muertes de 39 migrantes el 27 de marzo de 2023, hecho y crisis humanitaria acontecidos en Ciudad Juárez y de las cuales el gobierno de López Obrador difícilmente se recuperará en el corto plazo.

El liderazgo político y social de Andrés Manuel López Obrador desde aquel 7 de abril de 2005, que lo llevó a ganar la Presidencia con el 53% de votación el 1 de julio de 2018, después que perdió en 2006 y 2012, no ha ido acompañado de la estatura o expectativas de un estadista ni de lo que señaló en 2005: ha desvirtuado las conferencias de prensa matutinas. O no ha sabido transitar del candidato opositor al Jefe de Estado. Esto ameritaría un artículo aparte.

La mayoría de edad que cumple el discurso hito del “obradorismo” merece un minucioso examen y análisis.

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