De acuerdo con la encuesta de confianza en las instituciones hecha por Consulta Mitofsky a finales de 2019, los diputados eran en quienes menos confían los ciudadanos mexicanos, con una estimación de 5.3 puntos, caso contrario donde se encuentran las Universidades, con 7.3 e incluso lejos de la Presidencia de la República, que tiene 7 puntos de confiabilidad.

Con los diputados comparten niveles similares de baja confianza los partidos políticos (5.4), sindicatos (5.5), senadores (5.5) y policía (5.7).

La baja credibilidad hacia los diputados no es nueva, es hasta sintomático que los diputados sean mal calificados. A mediados del siglo pasado, el destacado intelectual Daniel Cosío Villegas los consideraba, junto a los senadores, la “medida de toda la espesa miseria humana”. Y claro, como olvidar a los personajes de Los Miserables, del monero Patricio, cuya mascota era un perro tan flojonazo que le pusieron el nombre de “diputado”.

Pero, pese a tener esa mala fama, a veces injusta en casos de algunos miembros de la legislatura, diputados y diputadas no hacen nada para evitar ese escarnio y, por el contrario, alimentan esta percepción con muchas de sus acciones.

Por ejemplo, quizás usted no recuerde, pero hace como década y media fue noticia que en una reunión “de trabajo” en un restaurante, un diputado del PRI agarrara a cinturonazos a su homólogo del PAN porque lo llamó despectivamente “indio”. O que otro se hiciera un autopréstamo de la legislatura para casarse.

No vayamos tan lejos, tan solo en esta legislatura tenemos los casos como el de la diputada Herrera y sus declaraciones sobre homosexualidad y la extinción de los dinosaurios; o el diputado Ruiz Olaes y la rifa del avión que pagaría la deuda externa; o la diputada Elsa Méndez y sus constantes posturas ultraconservadoras que rayan en ataque a los derechos humanos, por citar solo unos casos.

Muchos analistas podrán decir que las declaraciones escandalosas de los diputados son meramente anecdóticas y que lo que debemos evaluar es su trabajo al interior de la legislatura.

Pues bien, eso hicieron los jóvenes reporteros del semanario universitario Tribuna de Querétaro, quienes revisaron las iniciativas que los diputados tienen congeladas, es decir, detenidas en un punto donde ni se aprueban ni se descartan y ni se discuten. Pues según su cálculo de 266 iniciativas presentadas, 78 no han sido dictaminadas en comisiones o el pleno de los diputados, es decir, casi la tercera parte de las iniciativas están en el limbo.

Al hacer el desglose y análisis de las iniciativas, reporteros de Tribuna de Querétaro descubrieron que al partido que más le han congelado iniciativas es a Morena, el cual tiene 27 propuestas de ley entrampadas. ¿Y quién las entrampó? pues casualmente 21 de ellas están atascadas en comisiones que están en manos del Partido Acción Nacional. ¿Coincidencia? En política no existen las casualidades sino las causalidades.

¿Y cuál es esa causa? Pues que la mayoría de las iniciativas condenadas al limbo legislativo están las que tienen que ver con derechos sociales como modificar la definición de matrimonio o garantizar la reparación del daño a víctimas de violencia. Es decir, la actual legislatura en los hechos es contraria a los derechos sociales y las minorías.

Periodista y sociólogo. @viloja

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