De acuerdo con estudios científicos el aumento de luz provoca cambios hormonales en el estado emocional de las personas; la melatonina y la serotonina incrementan en nosotros la sensación de vitalidad y alegría. Eso ocurrirá en la mayor parte de la población el próximo miércoles 21 de marzo, producto de la llegada de la primavera, una de las estaciones preferidas de la gente por su luminosidad y por sus paisajes multicolores.

Junto con este acontecimiento natural celebraremos también el Dia Mundial del Síndrome de Down, que es una combinación cromosómica natural que por siempre ha acompañado al ser humano en todas las regiones del mundo. En diciembre de 2011 la Asamblea General de la ONU, designó precisamente esta fecha para referirla a la esencia que explica científicamente esta forma de ser: la triplicación del vigésimo primer cromosoma, es decir mes 3 día 21.

Los propósitos de conmemorar a quienes tienen esta condición y a sus familias que los apoyan, son, dijo la ONU, aumentar la conciencia pública sobre la cuestión y recordar la dignidad inherente, la valía y las importantes contribuciones de las personas con esta circunstancia, como promotores del bienestar y de la diversidad de las comunidades; resaltar la importancia de su autonomía e independencia individual.

Haber nacido con el síndrome de trisomía 21 en nuestro país representa un reto para las personas y sus familias, quienes deben encarar barreras socioculturales, estigmatización, discriminación, maltrato escolar, así como exclusión en los sistemas de salud, de educación y de asistencia social, las cuales se agravan cuando las madres de los pequeños son solteras y deben luchar con mayores dificultades para salir adelante con la condición de su hijo.

Desde el punto de vista médico se estima que en México por cada 650 nacimientos se da un caso de síndrome de Down, lo cual le convierte en la causa más común de discapacidad, sin embargo, resulta paradójico que el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en sus censos de población no distinga o diferencie el tipo de discapacidad que padece algún miembro de la familia; lo que desde luego, impide conocer el número exacto, la localización y otras informaciones que son importantes sobre las personas con trisomía 21, que de existir, permitirían implementar políticas públicas asertivas.

Por estas razones y otras más que se explican a detalle en la iniciativa que anuncié para pedir a mis compañeros legisladores la creación de la Ley General para la Atención Integral de las Personas con Síndrome de Down, es que hoy utilizo la tribuna que me brinda El Gran Diario de México, para llamar también la atención de las organizaciones, escuelas y familias interesadas en el tema, para pedirles que hagamos causa común que nos permita vencer las barreras administrativas, para contar con una legislación federal especializada que obligue en todo el territorio nacional, a reconocer que cada persona tiene capacidades diferentes como el caso del síndrome Down, que haga vigente para ellos el principio de todos somos iguales ante la ley en condición y dignidad; y en segundo lugar que las autoridades establezcan en favor de ellos, condiciones y programas que favorezcan su desarrollo y fortalezcan su progresiva independencia con los mismos derechos para progresar y formar su familia.

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