En una columna previa, escribía que en alguna ocasión tuve la fortuna de leer que el ADN no es futuro, sino historia. Lo sostengo.

En el ADN se encuentra la información que ha construido a los seres vivos, como un proceso evolutivo en el que interviene la relación con el entorno, es decir, tanto con factores ambientales como interacción con otros organismos.

En el desarrollo de la ciencia, no han faltado las opiniones que sugieren que, al igual que una computadora, estamos programados; es decir, que existe un determinismo genético, que controla nuestras acciones. Las computadoras están programadas en lenguaje binario, donde cero y uno conducen cada una de las tareas que se supone deben realizar; en los organismos vivos, el lenguaje de programación sería cuaternario, ya que se tienen cuatro valores posibles, A, C, T, y G, que son moléculas (adenina, citosina, timina y guanina, respectivamente).

Aún así, el hecho de que existan instrucciones en el ADN para producir una respuesta en el organismo, no quiere decir que son instrucciones que se están utilizando. Me explico… Supongamos que tenemos una casa con 10 habitaciones (sea recámara, sala, etc.), es decir, supongamos que pertenecemos a la minoría de la elite económica; en cada habitación tenemos al menos un foco. El hecho de tener al menos diez focos en toda la casa, no quiere decir que los diez están encendidos todo el tiempo, ¿cierto?

Bueno, pues justo así con la regulación genética que lidera los procesos biológicos (moleculares), donde se encienden las instrucciones del ADN justo cuando son necesarias.

De tal manera que el ADN es historia, porque en él reposan instrucciones de los focos que en esta casa hipotética han iluminado las habitaciones, a través del tiempo, de acuerdo con la necesidad de las personas que la habitan. Probablemente un foco encendido hace diez años, ya no es necesario el día de hoy, y quizá alguna habitación ahora necesita un foco adicional: la existencia del foco no describe los requerimientos del hogar, sino que ilustra que en algún momento, esa habitación ha necesitado ser alumbrado.

El ADN no es futuro, es historia, porque en él reposa un manual para sobrevivir. Estas instrucciones se “leen” cuando son necesarias, y ahí se convierten en otro mensaje, llamado RNA-mensajero... Pero esa, es otra historia que no conviene abordar en este momento.
Finalmente, hay otras opiniones que sostienen que el determinismo genético no explica el comportamiento y la vida. Volviendo al ejemplo de la casa, los focos solo se encienden de noche; es decir, que el encendido y apagado depende del entorno, del ambiente y de las dinámicas biológicas que suceden; de allí viene el término “epigenética”, que explica los mecanismos para que un determinado comportamiento se manifieste. Y quien sabe, si el determinismo existe, la variable ambiental e incluso el comportamiento social, nos dan algo de luz para sospechar que no somos maquinas programadas y que quizá, el libre albedrío, existe.

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