Cuando el Tratado de Libre Comercio (TLC) se ideó a principios de la década de los noventa, algunas universidades empezaron a delinear la manera en como aprovechar las ventajas de la globalización. Se hablaba entonces de “internacionalizar” el currículum, aprender otro idioma para “competir” en el exterior y algunos —los menos—, sugerían impulsar una formación académica que nos llevara a apreciar las diferencias culturales para poder comprendernos mejor.

¿Cómo imaginan nuestros líderes políticos la formación universitaria en estos tiempos? No lo sabemos. En la visita de AMLO a Estados Unidos este ocho de julio, para supuestamente celebrar la entrada en vigor del T-MEC, la educación no fue tema de discusión por parte del mandatario mexicano. Incluso, el secretario de Educación Pública, Esteban Moctezuma, no formó parte de la comitiva que acompañó a López Obrador, como sí lo fueron empresarios “destacados” con “dimensión social”. Entre ellos, Ricardo Salinas Pliego.

Pero quien sí tiene una visión —aunque no necesariamente clara ni adecuada—, de la educación es Trump. Dos días antes de que AMLO lo visitara en la Casa Blanca, su gobierno anunció nuevas medidas migratorias para los estudiantes internacionales. A través de la Oficina de Inmigración y Control Aduanal (ICE) se propuso que aquellos jóvenes extranjeros que cursen sus estudios universitarios completamente en línea durante el otoño, no podrán residir legalmente en la nación americana. O buscan una modalidad presencial o “híbrida” o pueden ser deportados. Además, los que regresaron a sus países de origen para pasar el verano y ahora deben regresar para tomar clases en línea, tampoco se les permitirá la entrada.

Ante tal cerrazón, el sector universitario se organizó. Lawrence S. Bacow, presidente de Harvard, calificó tales medidas del gobierno de Trump de apresuradas, crueles e imprudentes. Pareciera, dijo, que se diseñaron para ejercer presión sobre las universidades y abrir los campus sin ninguna preocupación por la salud de estudiantes y maestros. La orden del ICE es, por tanto, una “mala política pública e ilegal”, remata Bacow.

Por esta razón, Harvard, junto con el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) antepusieron una demanda contra las nuevas medidas migratorias de Trump en una corte de Boston para evitar que se cumplan. Curiosamente, ese mismo día, mientras AMLO era, según la prensa oficial, vitoreado por decenas de connacionales en Washington, algunas estudiantes mexicanas como Yoalli Rodríguez (Austin, Texas), Valeria Mendiola (Harvard) y Mariana Barragán (California, UCLA) expresaban su preocupación por el problema que podría afectar a alguno de los 15 mil estudiantes mexicanos en EUA (IIE). Tristemente, la incertidumbre académica, migratoria y de vida que enfrenta el joven universitario no recibió mención alguna de la comitiva presidencial. Un claro desdén hacia la educación global.

Profesor visitante en la Universidad de Harvard (2019-20) e investigador de la Universidad Autónoma de Querétaro (FCPyS)

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