Llama la atención, y se tratará sucintamente en esta oportunidad, lo que está ocurriendo en la zona del Centro Sur de nuestra ciudad capital, lo positivo y también lo cuestionable. Es notoria la cantidad de edificios altos que se han venido construyendo en nuestra ciudad capital, la mayoría con características arquitectónicas plausibles, así como algunos que destacan por la ausencia de aportación arquitectónica y que resultan ajenos al paisaje; de estos últimos un par de ellos se observan en el Centro Sur y afectan el paisaje que brinda El Tángano, ecosistema que vale la pena proteger de diversas formas, flora y fauna, entre otras. El Tángano, zona protegida, está parcialmente afectado por el crecimiento acelerado de nuestra urbe, el cual pone en peligro este espacio natural. En esta misma zona, en la parte correspondiente a El Tángano, se realizan edificaciones que presentan cierto riesgo por estar directamente aguas bajo de los bordos del mismo nombre; en el Tángano II se llevó a cabo el corte parcial del talud aguas abajo.

Diversas plazas comerciales se han instalado con atributos adecuados para la zona, con visos de modernidad y presentación acorde. En una de estas plazas, junto a las torres Central Park, se han suspendido en su funcionamiento muchos locales por disposición de las autoridades municipales; se desconoce la causa o posible irregularidad que motivó la decisión.

Por otro lado, la infraestructura con la cual se creó el Centro Sur, en la década de los 90, dio lugar a la moderna Central de Autobuses y a vialidades de generosa anchura, como la prolongación del Boulevard Bernardo Quintana, dotada de amplio camellón, lo que podría entenderse como una expresión de visión de futuro, obra que conectó de manera apropiada con lo que ahora es el Libramiento Sur Poniente, el cual ya no parece tener posibilidad de ampliación y únicamente seguirá contando con dos carriles de cada lado y al que se ha estado anidando una cantidad impresionante de fraccionamientos por sus dos lados, para los que esta vialidad ya está resultando insuficiente y se padecerán de manera creciente los congestionamientos viales y accidentes, tal y como sucede en la mayoría de las vialidades primarias y en muchas secundarias de nuestra ZMQ.

Positivamente se emprendieron obras de mejora de la prolongación del Boulevard Bernardo Quintana, entre la autopista México-Querétaro y el Centro Cívico, lo que seguramente representará en beneficios a la circulación vehicular del Centro Sur, así como también se emprendió la plantación de árboles en el camellón.

En algo cuestionable en el Centro Sur, la instalación de las famosas ciclovías y, en consecuencia, que los carriles disponibles (eran dos en cada lado) para los autos en las avenidas se redujeran a uno solo en cada sentido de la circulación, lo que significó convertir uno de los carriles en ciclovía y estacionamiento para los automóviles; es inadmisible por varios motivos, porque las ciclovías no están siendo utilizadas y porque los establecimientos comerciales deberían tener suficiente espacio para el estacionamiento de sus clientes. Las vialidades en una ciudad moderna y bien planeada no deben ser el espacio para estacionar los automóviles; deben construirse los estacionamientos para el público, con inversión fundamentalmente privada. Por su parte, las dependencias públicas también deben asegurar estacionamientos para la población que acude a realizar trámites, ya sean cortesía de la dependencia o mediante algún pago; ambas modalidades podrían justificarse.

Los fraccionamientos o condominios deben tener estacionamiento suficiente para visitantes y residentes.

Es fundamental un desarrollo sostenible y una administración pública que proyecte, cuide, regule y supervise cabalmente el crecimiento de la ZMQ.

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