A escasas horas de que el presidente Andrés Manuel López Obrador visitara Querétaro, un video difundido en redes sociales estremeció al panismo. En éste aparece Guillermo Domínguez Badillo, allegado y ahora exsecretario privado del gobernador Francisco Domínguez Servién, recibiendo fajos de billetes presuntamente como parte de los sobornos que Emilio Lozoya realizó a legisladores para que aprobaran las reformas estructurales de Enrique Peña Nieto. ¿Qué impacto tiene esto y con qué otros acontecimientos se mezcla?

La extradición de Lozoya a México ha puesto de pelos en punta a varios políticos de los partidos Revolucionario Institucional y Acción Nacional.

Según informes de la presidencia, el exdirector de Petróleos Mexicanos ha mencionado ya nombres de quienes aceptaron sus sobornos para que aprobaran la reforma energética. La información es oro molido para la 4T, pues aumenta el desprestigio de los actuales grupos políticos de oposición, generando un impacto mediático de amplia proporción. No obstante, hacer esos informes daña el debido proceso y puede provocar que el caso en contra de Lozoya termine por disolverse a pesar de que sea encontrado culpable.

Aquí entra el video que se propagó el lunes que conectaría el soborno recibido por Domínguez Badillo con el gobernador de Querétaro. A pesar de la clara conexión, Domínguez Servién se mostró convencido el miércoles durante la conferencia matutina del Gobierno Federal (GF) en Querétaro, en la que de manera abierta y contundente le enfatizó a López Obrador de la existencia de una campaña orquestada desde su gobierno para atacar a la oposición.

En ello, no cabe duda de la ejecución de tal campaña para dañar a la oposición política del país, es decir, tan fácil es recordar la estigmatización que el presidente hace hacia sus disidentes llamándoles “conservadores”. Pero también es cierto que la intención de erradicar la corrupción hace que exista una línea delgada y borrosa entre desprestigiar a la oposición política y la lucha contra la corrupción e impunidad.

Domínguez Badillo fue cesado para que contribuyera a la investigación en su contra, que por lo que se sospecha, tendría una conexión con los sobornos que declaró Lozoya. Pero mientras eso sucede, el impacto mediático del video le pega al panismo y fortalece la idea de la lucha contra la corrupción emanada de la 4T. No obstante, como efecto boomerang, un video que comenzó a circular el jueves en el que se muestra al hermano del mandatario recibir dinero de David León, exfuncionario del Gobierno de Chiapas y hoy alto funcionario del GF, derribó parte de la credibilidad del movimiento que encabeza el presidente.

Un día antes de que circulara el video, López Obrador había dicho en Querétaro que nadie debe estar por encima de la ley, y que, si algún amigo o familiar suyo fuese sorprendido en un acto de corrupción, él no metería las manos y dejaría que se aplicara la ley. Suena a lo que todo mundo quiere escuchar de un político, pero no deja de ser romántica la idea. Según el mandatario, el recurso recibido por su hermano fue generado por contribuciones del pueblo, pero es un poco extraño, por ponerlo de una manera, que sea entregado por un funcionario de un gobierno con una ideología diferente al que él buscaba desarrollar. Y en todo caso que hayan sido aportaciones del pueblo, no se tiene certeza de que éstas hayan sido reportadas a la instancia correspondiente, es decir, al Instituto Nacional Electoral para cumplir con el debido proceso.

En ambos casos, los videos nos han mostrado la verdadera naturaleza de muchos políticos. Evidencian cómo operan y qué acuerdos debajo de la mesa pueden establecer, olvidando por completo qué ideología siguen y qué colores políticos representan. Pero lo más decepcionante no es eso, sino que se busque tergiversar la información para salir impunes del acto cometido.

Escritor, historiador e internacionalista

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