A finales de julio pasado, el gobierno federal a través de un reporte que entregó al Senado de la República, por medio de Roberto Campa Cifrián, subsecretario de Prevención y Participación Ciudadana de la Secretaría de Gobernación, detectó que en 3 mil 234 colonias del país se origina la mayor parte de la violencia que afecta la vida de millones de mexicanos. En el propio reporte que se entregó a la Comisión contra la Trata de Personas, se destaca que estas colonias representan 7% de las más de 45 mil que hay en el país, según los datos del catálogo de asentamientos humanos 2004-2010 elaborado por el INEGI.

La gran mayoría de estos lugares de delincuencia y violencia, están ubicados principalmente en Chihuahua, Jalisco, Estado de México, Guerrero, Michoacán, Morelos, Nuevo León, Sonora, Tamaulipas y Veracruz, con más de cien colonias o asentamientos considerados como peligrosos, y que integran en gran parte el grueso de los 95 municipios que concentran el mayor número de colonias y barrios de originen de los delincuentes actualmente presos, y cuya cifra se obtuvo a partir del seguimiento al historial de presos a escala nacional del gobierno federal.

Estas regiones están definidas por tres variables: factores sociales y variables de rezago social; variables relacionadas con la delincuencia; y la información sobre las colonias de origen de los delincuentes. De acuerdo con el reporte entregado a la comisión senatorial, el mapa de la violencia mexicana se distribuye de la siguiente manera: Aguascalientes tiene 32 colonias de donde han surgido delincuentes o personas violentas; Baja California 69, Baja California Sur 27; Campeche 18, Coahuila 103, Colima, 124; Chiapas con 117, Distrito Federal con 78, Durango con 78; Guanajuato llega a 99; Guerrero a 134; Hidalgo a 61; Estado de México 127; Morelos 119, Nayarit, 53; Nuevo León 163, Oaxaca 164, Puebla con 60, Querétaro 100; Quintana Roo 40; San Luis Potosí 48; Sinaloa 46, Sonora 114, Tabasco 13, Tamaulipas 129, Tlaxcala 58, Veracruz 139, Yucatán73 y Zacatecas 73 de ellas.

Nuestro estado concentra 100 colonias o localidades violentas o peligrosas, principalmente en la zona metropolitana de Querétaro, compuesta por los municipios de Querétaro, Corregidora, El Marqués y Huimilpan, siendo el primero de éstos el que más focos rojos delincuenciales reporta.

De conformidad con el convenio celebrado entre los gobiernos federal y estatal, el 31 de marzo de 2014, dentro del marco del Programa Nacional de Prevención del Delito, se asignaron recursos federales por el orden de 70 mdp para estos municipios. En dicho convenio podemos tener acceso a las variables que se utilizaron para clasificar y distribuir los recursos, así como a las zonas donde se concentran los factores delincuenciales.

No es secreto que la delincuencia y la inseguridad han venido en aumento en nuestra entidad, y que hoy existen graves problemas y conflictos derivados por la violencia, la descomposición del tejido social, la migración y el narcotráfico. De conformidad con los datos de diversas instituciones y organismos públicos y privados, en Querétaro la inseguridad, al igual que la densidad poblacional y el desempleo, van a la alza, sin que exista una clara visión de las políticas públicas que se deben implementarse por parte de las autoridades estatales y municipales.

Al menos así lo percibe cada día más la sociedad; por ejemplo, en un ejercicio estadístico de mayo de este año realizado por la empresa Demotecnia, 17% de la población queretana identifica la inseguridad como el principal problema de nuestra entidad, seguido de la falta de empleo bien pagado con 12%, la pobreza con 7% y la corrupción en el gobierno con el 5%.

Asimismo, las quejas de la ciudadanía son cada día mayores, respecto de la comisión de delitos, basta darse una vuelta en el centro histórico para ver la cantidad de cartelones del movimiento de vigilancia vecinal que alertan sobre el robo en calles de esta importante zona de la ciudad, que concentra el mayor movimiento gubernamental, comercial y turístico. En el caso de las periferias de la ciudad, el tema es de mayor preocupación, tal y como lo expresan los choferes de taxis y transporte privado que se niegan a entrar a algunas colonias a recoger o dejar pasaje, misma situación que se vive inclusive con las policías de los municipios metropolitanos, que entre sus filas reporta que hay zonas donde no se atreven a realizar rondines.

El propio director ejecutivo del Observatorio Ciudadano de Seguridad del Estado, ha mencionado para un medio universitario, que decir que en Querétaro “no pasa nada” es una tontería. Por ello, llama la atención que funcionarios y políticos, se escuden en afirmar que tenemos un estado seguro. Estos hechos y datos, advierten que el crecimiento de la violencia, el pandillerismo, la comisión de delitos y el consumo de bebidas alcohólicas y drogas, son elementos que poco a poco conforman un nuevo perfil de inseguridad al que los queretanos no estábamos acostumbrados, pero con el que tendremos que lidiar no a corto sino a inmediato plazo.

La gran pregunta es qué están haciendo las autoridades competentes para prevenir y corregir este nuevo escenario con el que habremos de enfrentarnos en las elecciones del 2015, y que seguramente será uno de los temas más álgidos para quienes aspiren a ser gobernantes de un Querétaro en el que “ya pasa de todo”.

Abogado litigante, consultor jurídico de empresas

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