¿Cuántas veces ha escuchado a un conocido decir que el nuevo coronavirus no existe? ¿O que se rehúsan a usar el cubrebocas porque no han visto muertos en las calles de Covid-19 y no va a pasarles nada? Esto es una evidencia de una falla en nuestro sistema educativo que no promueve el pensamiento científico.

Para empezar, resulta falsa la argumentación de no creer en un virus o no. Uno elige creer o no en hechos intangibles como un dios, pero los fenómenos comprobables no se pueden declarar materia de creencia, sino que se le deben buscar explicaciones. La existencia de un ser vivo microscópico que ha provocado la muerte de cientos de miles de personas no puede ser objeto de creencia o no porque es un hecho dado.

El problema es que en la educación no se promueve la formación en el pensamiento científico. Dice Carl Sagan en su libro El mundo y sus demonios que "la ciencia es más que un cuerpo de conocimientos, es una manera de pensar". El punto no es que la ciencia sea aburrida, sino que no hemos aprendido es a pensar de manera científica y para muchas explicaciones se opta por el pensamiento mágico como usar un amuleto o refugiarse en la pseudociencia y usar nanopartículas para mantener alejados a los coronavirus.

Acostumbrados al pensamiento religioso, se exigen respuestas infalibles y concluyentes cuando la ciencia, como dice Sagan, avanza con errores y los va eliminando, se avanza planteando hipótesis y descartando: "la ciencia anda a tientas y titubeando hacia una mayor comprensión".

Por ello, un día sale una información sobre el funcionamiento del Covid-19 y un mes después se refuta. Esto es normal en el pensamiento científico que a través del método avanza descartando hipótesis, pero el ciudadano común, acostumbrado a las certezas que brinda otro tipo de pensamiento como el religioso, espera una respuesta contundente y por ello desconfía de la ciencia.

Las autoridades hacen su labor, pero en nuestras manos está el que el virus no alcance niveles alarmantes; tenemos la información a la mano, usemos el pensamiento científico y seamos responsables y usemos mascarillas y medidas higiénicas, descartemos por completo esa idea de que no nos vamos a enfermar porque no existe el virus.

Existe y puede ser letal, seamos responsables como individuos y como sociedad. En promedio, la semana pasada se registraron dos contagios cada hora en Querétaro, con lo que en el estado ya había rebasado la cifra, hasta el momento de escribir estas líneas, de los 2 mil 700 contagios.

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