De acuerdo con el secretario de educación, Esteban Moctezuma Barragán (EMB), en su comparecencia ante la Cámara de Diputados, “lo mejor en materia de educación está por venir”. Aquí se aplica el refrán popular que dice “Elogio en boca propia es vituperio”, lo cual se aplica cuando EMB destaca supuestos méritos futuros de su propuesta frente a los cuestionamientos que le hicieron algunos diputados de oposición.

El 28 de enero pasado EMB destacó, más que las virtudes de la nueva propuesta educativa, las “enormes” fallas y errores que él identifica de la Reforma Educativa. Sin embargo, sus argumentos solo se basaron en opiniones personales y en comentarios anecdóticos; no aportó evidencias sólidas de lo que afirmaba y, cuando lo hizo, se equivocó rotundamente. Por ejemplo, aseveró que los resultados de aprendizaje de las evaluaciones nacionales e internacionales mostraban un retroceso, pues algunas puntuaciones eran inferiores que en otros años. Se le olvidó al secretario que los resultados de las evaluaciones fluctúan sistemáticamente, debido a lo que se conoce como error de medición (o intervalo de confianza). Solo cuando la diferencia entre una medición y otra rebasa el umbral del error de medición, se puede afirmar que hubo un cambio verdadero en los aprendizajes de los estudiantes. Por esta razón, ningún reporte de resultados nacionales (elaborados por el INEE) e internacionales (elaborados por la OCDE y la UNESCO) coincide con esta afirmación, a pesar de las diferencias que señala el secretario.

Por supuesto, EMB también se refirió a la evaluación “punitiva”, de la que fueron objeto los docentes mexicanos, y a la campaña de “desprestigio” del magisterio, orquestada por el gobierno saliente. Estos dos argumentos fueron la justificación para presentarle al Congreso de la Unión el cambio educativo que viene. Independientemente de las razones que tenga este gobierno para impulsar una mejora en la educación del país, ésta debe ser más que bienvenida. Todos queremos que México avance económica, social y democráticamente, para lo cual una buena oferta educativa es indispensable.

Sin embargo, en la narrativa de EMB no hay mucho que haga pensar que habrá un verdadero cambio educativo en un futuro. Además de cancelar la evaluación de los docentes y de eliminar al INEE, todo su discurso es muy parecido al de la reforma educativa del gobierno de Peña Nieto. Solo por dar unos ejemplos: se cambia el término de calidad educativa por el de excelencia; se habla de educación de calidad con equidad; se considera a los niños y jóvenes como parte central del proceso educativo; se menciona a la educación cívica y a los valores en el currículo nacional; se considera al maestro como elemento central del proceso educativo y se enfatiza su formación.

Según EMB, todo ello se definió con base en una consulta ciudadana realizada a nivel nacional. Lo realmente nuevo es la idea de revalorizar la función docente, y la de incluir deportes y música en el currículo.

Por otro lado, algunos elementos inquietantes del discurso de EMB se refieren a aseveraciones o equivocaciones notorias. Por ejemplo: 1) habló de los resultados de la prueba Enlace (cuando ésta ya no existe), 2) mencionó que se gastaron seis mil millones de pesos anuales en evaluación de docentes (sin referirse a la fuente) y 3) en todas las ocasiones se equivocó en el nombre completo del INEE, 4) afirmó que el INEE no realizó evaluaciones, sino que solo las normó. Más preocupante aún fue escucharlo decir que los docentes que no hablan inglés lo pueden enseñar, pues en un futuro contarán con una plataforma para que los niños aprendan este idioma. Esta idea contradice el principio pedagógico más elemental: el que nadie puede enseñar lo que no entiende. Por supuesto que existen programas digitales, como Duolingo, diseñados para el autoaprendizaje de un idioma, o los videos en YouTube de la Khan Academy, elaborados para aprender una gran diversidad de temas. Sin embargo, siempre se requerirá que el docente domine la asignatura que enseñe, toda vez que sin esta competencia será imposible que pueda guiar, corregir, reforzar y retroalimentar el aprendizaje de sus estudiantes.

En conclusión, con estas propuestas no parece que lo mejor en educación esté por venir. Las evaluaciones nacionales e internacionales sobre el aprendizaje de los estudiantes tendrán la última palabra (siempre que se continúen realizando).


Presidente del Consejo Directivo
de Métrica Educativa, A.C.

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