Como ya sabemos, el arte de torear reses bravas es todo un rito, ya que influyen muchas oraciones, supersticiones, alabanzas y una serie de acciones que van encaminadas a que todo salga bien, ya que no es cosa pequeña jugarse la vida frente a un animal de más de 400 kilos de peso. Iniciemos con el ritual de vestirse de torero. Para cada diestro el ejercer este arte es una religión que persigue la vida y la muerte. Durante el día de faena de un torero, además de los nervios naturales, existen muchos ritos y supersticiones de cada torero ya que no existe una norma que diga cómo debe vestirse cada torero, esa es su decisión. Dentro de la supersticiones más comunes entre los toreros está el vestirse de amarillo, ya que la tradición cristiana asocia este color con el del azufre que inmediatamente nos remonta a recordad al mismísimo Satanás, así como se le dio una significación peyorativa convirtiéndolo en imagen del orgullo, de la falsedad y la traición. Esta creencia se remonta al año 1673, cuando al representar una obra teatral denominada “El efecto imaginario”, Moliere –quien vestía de este tono- cayó muerto en el escenario. Durante la Edad Media, los condenados por herejía eran vestidos bajo este color. Regresando al arte de colocarse la vestimenta de torero, la tradición manda que el traje de reposar sobre una silla cuidadosamente doblado, el calzado debe estar en el suelo y la taleguilla sobre un banco para evitar arrugas que en algunos toreros son presagia de mala suerte dentro del ruedo. El capote de paseo es fundamental en la indumentaria del diestro que hará los honores ya que es su principal cara y algunos aprovechan para bordarle imágenes religiosas a la cual le tienen el mayor fervor, haciendo de estos un deleite para la pupila de quienes llegan a la hora del paseíllo. Se comienza vistiendo de los pies, colocándose los pantis, las medias con la mano experta de su mozo quien debe estar ahí desde que se llega a la plaza. Posteriormente se coloca la taleguilla, los tirantes y la camisa. Ya para terminar la vestimenta el torero se coloca los zapatos o zapatillas como algunos le llaman y la castañeta, una vez vestido el torero realiza ejercicios pequeños de calentamiento para acomodar el traje y sentirse cómodo, cabe destacar que este rito de la vestimenta se hace en completo silencio hasta que el torero decida que está listo y se encamina al callejón para hacer su aparición. Aquí entramos a otro rito o superstición, ya que muchos toreros ya vestidos con el traje de luces se dirigen a la capilla de la plaza o ellos llevan consigo alguna imagen religiosa para ofrecer y dejar en manos del poderoso su actuación de la tarde. Una muestra más de superstición en el ruedo es al momento del paseíllo, ya que muchos toreros prefieren salir primero del túnel mientras otros como “El Pana” hacen esperar al público unos segundos más, y también el primer paso después del “¡Olé!” de bienvenida es fundamental algunos lo hacen con el pie izquierdo, otro con el pie derecho y algunos tantos más arrastrando la arena. Otro rito o creencia que se da en la Fiesta es la que al iniciar el tercer tercio, cuando después de brindar el toro a todo los que asistieron a la plaza, el torero avienta la montera hacia atrás para que esta gire varias veces. Si la montera cae con los machos para abajo es señal de buena suerte en la lidia en turno, pero si la montera cae con los machos hacia arriba es un mal presagio -según los supersticiosos- aunque muchos toreros así la dejan desafiando a la suerte o se muestran aún más desafiantes al crear su propia suerte al voltear la montera; mientras muchos en la plaza le gritan: “¡Suerte, matador!”. En fin, todos los rituales del toreo no solo se concentran en la corrida sino que todo el día es un ritual; así como en la vida cotidiana cada quien se encomienda y brinda el día a su ser supremo para que todo salga bien sin ningún contratiempo.

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