La próxima semana regresan a clases miles de estudiantes de bachillerato, licenciatura y posgrado en la gran mayoría de las universidades del país, y principalmente en la Universidad Autónoma de Querétaro, donde casi 20 mil estudiantes queretanos y de otros estados volverán a las aulas. Desde hace décadas, se ha denunciado que los recursos públicos destinados a las instituciones de educación superior, en los presupuestos de México, son insuficientes para cubrir las necesidades y gastos académicos, de investigación y desarrollo de tecnologías y administrativos. En 2010 la Secretaría de Educación Pública explicó que de 2006 a 2009, el presupuesto federal para la educación superior en México se incrementó en alrededor de 15 mil millones de pesos en términos reales (al pasar de 63 mil a más de 78 mil millones de pesos), lo que representó un aumento de casi 25% en ese periodo, sin embargo este aumento no es suficiente, ya que el gasto federal en educación superior como porcentaje del PIB aumentó de 0.52% en 2006 (es decir, poco más de la mitad de un punto porcentual) a 0.65% en 2009, mientras que en los países desarrollados oscila entre el 1.6% y el 2% del PIB.
Según datos de la OCDE, en México sólo el 12% de las personas entre 55 y 64 años de edad han obtenido una educación universitaria, mientras que el 23% de los jóvenes de 25 a 34 años lo han hecho. Aun cuando este porcentaje de egresados universitarios sigue siendo muy inferior a la media de la OCDE de 39%, los niveles de educación superior entre los jóvenes han aumentado 6 puntos porcentuales entre el año 2000 (17%) y el 2011 (23%); y ya superan a los de Austria (21%), Brasil (13%), Italia (21%) y Turquía (19%). También los datos de la OCDE en 2012-2013 nos permiten saber que el gasto por estudiante e institución de educación superior aumentó un 5%, también inferior al aumento promedio de la OCDE de 8%, pero mayor que el incremento observado en Australia (1%), Dinamarca (2%), los Países Bajos (2%), la República Eslovaca (3%) y Eslovenia (4%) 5). El gasto en instituciones educativas a este nivel de educación en México representó el 1.4% del PIB en 2010, inferior a la media de la OCDE de 1.6%, pero mayor que el porcentaje del PIB gastado en la educación universitaria en Brasil (0.9%), España (1.3%) y Suiza (1.3%), y equivalente al observado en el Reino Unido.
Sin embargo el gasto sigue siendo muy pobre, y la gran mayoría de los recursos públicos destinados a la educación superior, son empleados para el pago de las remuneraciones del personal académica y administrativo de las universidades, y casi nada se destina para infraestructura, investigación, adquisición de libros y tecnologías, lo cual demerita la calidad educativa a nivel licenciatura y posgrado. En el 2012 el Coneval recomendó al anterior gobierno federal panista, modificar los indicadores integrales y homogéneos del programa de becas de la Secretaría de Educación Pública. Cada año, la ANUIES presenta a la Cámara de Diputados las conclusiones sobre la necesidad de aumentar los recursos públicos, y en 2012 los rectores plantearon que el gasto en educación superior, ciencia y tecnología tendría que ser plurianual, así como pasar de uno por ciento a 1.5 del producto interno bruto (PIB), para que con ello se incremente la matrícula 2 por ciento al año en la siguiente década. Según cálculos de la comisión de Presupuesto de la Cámara de Diputados Federal, ello implicaría un aumento anual de 16 mil millones de pesos, adicional a los incrementos que cada año aprueba el Congreso para las universidades; esto es, 160 mil millones de pesos, si se atiende la petición de las universidades públicas. En el caso de las universidades públicas estatales, éstas enfrentan un grave problema en sus pasivos laborales que presionan sus finanzas, como en la caso de la UAQ donde existe un déficit de 250 millones de pesos y un pasivo por jubilaciones de casi 400 millones de pesos, y su presupuesto estatal para este año fiscal 2014 apenas es de más de 1,551 millones de pesos, lo cual según declaraciones del actual rector pone de manifiesto un escenario adverso para la UAQ al menos en el tema de las pensiones y jubilaciones que en una proyección a futuro pueden alcanzar cifras impensables de 10 mil millones de pesos, que absorberían en algún momento el 70% del presupuesto universitario. Es importante mencionar que del presupuesto 2014 para la UAQ, poco más de 1,100 millones de pesos, provienen de la Federación, y apenas 450 pesos del estado.
Según los datos de la página web de la UAQ, en 2012 el gasto de salarios y prestaciones ascendió a más de mil 625 millones de pesos Más 123.6 millones de pesos para gastos de operación,, y su presupuesto incluyendo los recursos propios fue en 2012 de apenas mil 576 millones de pesos, con un déficit de casi 173 millones de pesos. Otro ejemplo de la situación financiera de la UAQ, podemos tomarlo de los datos publicados en su página web, donde el presupuesto ejercido por la facultad de Derecho en 1996 fue de 5.8 millones de pesos para remuneraciones y prestaciones y apenas 1.1 millones para gasto operativo.
Por ello Estado y sociedad, deben buscar mecanismos que permitan optimizar recursos y tener esquemas que impulsen el desarrollo de la universidad, el crecimiento de la matrícula estudiantil, la apertura de carreras y posgrados, la investigación y el desarrollo científico, ante una realidad que desde hace años es complicada para la universidad pública, que sigue siendo el pilar fundamental de la movilidad social en el estado y país.
Abogado y Consultor de empresas