Dudaba si el tema de mi colaboración sería desmentir a Aarón Encarnación Chávez y al ingeniero Rodrigo Mejía Hernández, actual concertador del gobierno estatal en San Joaquín y presidente municipal de Cadereyta, respectivamente, por enviar a un reducido grupo de campesinos a acusar sin razón a Antorcha Campesina ante el gobierno estatal y los medios de comunicación, de saquear y lotificar predios del ejido Vista Hermosa del municipio de Cadereyta.

O si debía denunciar la actitud indolente y tramposa de los funcionarios encargados de vigilar el buen funcionamiento de los comerciantes fijos y semifijos del conocido mercado de La Cruz, de la capital de Querétaro, permitiendo que pequeñas mafias violen los derechos de humildes comerciantes, como le sucede al comerciante Antonio de Miguel Carrillo, quien a pesar de que paga su licencia por un espacio de dos por dos metros cuadrados para la venta de nieve, por influencia de la familia Rentería sólo se le permite trabajar en un pequeño espacio de apenas setenta centímetros.

O para denunciar la actitud fascista y cobarde del egocéntrico alcalde panista de Corregidora, Antonio Zapata Guerrero, que en un intento desesperado para detener el desarrollo antorchista en ese municipio, ha iniciado, como buen panista, una persecución política contra la profesora Cristina Rosas Illescas y la destacada antorchista de La Negreta, Rocío García Ramírez, abriendo una averiguación previa contra ellas y enviando agentes ministeriales a sus domicilios para atemorizarlas.

Pero no, decidí finalmente no referirme a nada de eso y hablar de la actitud demagógica y charlatana del panismo que, con la clara intención de llevar agua su molino en tiempos preelectorales en el estado, hace suya la propuesta del jefe de Gobierno del Distrito Federal, Miguel Mancera, de hacer una consulta para saber si la ciudadanía aprueba o no, la necesidad de un incremento al salario mínimo, cosa que no se les ocurrió ni por asomo durante los doce años que tuvieron el gobierno federal en sus manos.

Según lo dio a conocer José Luis Báez Guerrero, dirigente del PAN en Querétaro, en su partido ya se dieron cuenta que el salario mínimo de 67 pesos no alcanza para mucho, por lo que realizarán una consulta popular a nivel nacional con el objetivo de elevar el salario mínimo de las familias de México a poco más de 200 pesos y que en el estado “a través de brigadas, saldrán a las plazas comerciales, parques y jardines principales para pedir el apoyo para esta causa ciudadana”, proponiéndose recolectar 58 mil firmas.

Pero veamos la cosa seriamente. La canasta básica es un conjunto de bienes y servicios indispensables para que una familia pueda satisfacer sus necesidades básicas de consumo a partir de su ingreso, y contempla alrededor de 80 artículos, entre los cuales encontramos productos para la despensa y servicios, como transporte y, de acuerdo con el INEGI para determinar su contenido se toman en cuenta familias promedio y su ingreso.

Y ciertamente, en México el salario mínimo actual equivale aproximadamente a medio dólar por cada hora de trabajo mientras que en Estados Unidos, por hacer lo mismo, el salario mínimo es de 8.5 dólares por hora y en Alemania es de 39 dólares.

Pero la actitud de Báez Guerrero y del panismo en general es demagógica porque si de verdad pretenden hacer una propuesta seria y no proselitismo barato, debieran empezar por explicarle al pueblo mexicano por qué hacen su propuesta hasta ahora que ya no son gobierno; porqué proponen el incremento del salario mínimo a 200 pesos y no a 900 o hasta mil 390 pesos como proponen economistas reconocidos; cómo proponen incrementar el salario mínimo sin que los dueños del capital lo despojen de nuevo de este incremento a través del incremento de los costos de las mercancías, o, finalmente, cómo convencerán a sus compañeros capitalistas a reducir su cuota de ganancia para no generar inflación.

Dirigente Movimiento Antorchista en Querétaro

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