Cuando se inician otra vez las actividades cotidianas en una comunidad, después de concluir el periodo de vacaciones y festejos que acompañan al final del año, caemos en cuenta que la realidad y el tiempo son implacables en cuanto a las fechas y los plazos. Resulta conveniente y necesario ver el impacto de los cambios que también acompañan a cada año, en especial los que tienen que ver con decisiones en el ámbito gubernamental y con el comportamiento de los mercados que influyen directamente en la economía global, porque de ahí, las cosas suelen repercutir hasta los bolsillos personales de casi todos los ciudadanos.

Ocurre que la primera semana de un año, siempre viene acompañada de cierta calma  y de un letargo que, a pesar de que mucha gente iniciemos actividades el día 2 de enero,   resulta ser aún una semana relativamente tranquila y desahogada, siendo hasta después del Día de Reyes, cuando se regresa a la normalidad laboral, escolar y cotidiana. Así también es con las noticias, quienes se dedican a ello, saben bien que el último mes del año, durante las fiestas, se deja de generar mucha información y las notas son más ser sobre la temporada y los festejos, a menos que ocurran situaciones o acontecimientos que resulten de alto impacto para la opinión pública. Sin embargo, desde los últimos días del año, nos hemos enterado de una serie de novedades a nivel nacional e internacional.

En el ámbito nacional, no cabe duda que las decisiones, muy plausibles algunas de ellas, que se van tomando para resolver problemas graves, a veces vienen acompañadas de altos costos que tarde o temprano se habrán de pagar. Por citar solo un ejemplo, el creciente desabasto de gasolina traerá consigo repercusiones para todo aquello que tiene que ver con los costos de mover productos y personas. Pensar solamente en bajar el impacto negativo del robo de combustible como única y estricta prioridad, por encima de mantener el abasto necesario que garantice la movilidad, considero que no fue la mejor decisión. Compartimos la gran mayoría, gobierno y gobernados, el sueño de un mejor país, pero eso requiere de un mayor compromiso y pasión por el trabajo, así como una visión clara del país que queremos.

En el ámbito mundial, las cosas no van mejorando mucho y hay, desde hace tiempo, señales de agotamiento del modelo económico que rige la mayoría de operaciones alrededor del mundo. Una clara desaceleración económica y el incremento en tasas de interés en general, así como la reducción de precios de materias primas entre muchos otros aspectos, hace que el panorama de crecimiento en Latinoamérica sea de muy bajas expectativas para el año que, aunque recién comienza, ya se enfila a ser un año pleno de retos. Por otro lado, el avance de la llamada Cuarta Revolución Industrial sigue adelante, la tecnología y los cambios que ha generado en muchos ámbitos, sigue repercutiendo y aún no podemos visualizar con claridad el tamaño de los cambios sociales y económicos que terminará teniendo en este y los años que vendrán. Es inevitable ignorar el cambio que se viene gestando y lo mucho de él que ya es una realidad en este planeta que enfrenta también sus propios demonios, bastaría hablar del cambio climático.

Quiero pensar que muy a pesar de establecer y remarcar fronteras, hoy día el Internet ha venido a desaparecer muchas de ellas y a abrir nuevos espacios para los ciudadanos del mundo que utilizan la tecnología como herramienta para la comercialización de productos y servicios en lugares que hace años consideraríamos como imposibles de acceder. Ahí,  en lo intangible del Internet, parecieran estar muchas de las oportunidades de inversión y desarrollo, adicionales a las que buscamos fortalecer y ampliar en lugares como nuestra entidad que también sigue enfrentando sus propios retos y los costos de un crecimiento que parece no detenerse.

No estoy seguro de dar como cierto todo lo que nos enteramos sobre lo que nos depara este nuevo ciclo en el calendario y tampoco veo conveniente especular sobre sus consecuencias. Creo que hoy más que nunca hay que discernir y valorar la información para poder tener criterios más claros y hacer frente a lo que se viene y vendrá presentando. Al final del día, todo implica consecuencias, pero también genera oportunidades, el único problema es que las segundas pasan volando a mayor velocidad que las primeras, que muchas ocasiones se quedan más tiempo de lo previsto o del que deseamos quienes habitamos este planeta y este Querétaro nuevo que deseamos conservar.

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