Ayer terminaron las ‘precampañas’ internas de los partidos para elegir a sus candidatos a diversos cargos de elección popular; en la mayoría de los casos este periodo sólo fue una suerte de calentamiento rumbo a la campaña constitucional que arrancará el 4 de abril; en otros casos, fue más bien una verdadera simulación y una campaña adelantada en la que pagaron fuertes cantidades de dinero para promover sus imágenes en ‘mensajes dirigidos a la militancia’ de sus respectivos partidos.

Así pues, se acabaron las precampañas e iniciará un periodo que los especialistas llaman ‘de preparación de las campañas’. Entre el 12 de febrero y el 4 de abril hay un periodo de 50 días.

En ellos, el calendario electoral aprobado por el IEEQ marca diversos momentos importantes que no debemos perder de vista; a saber, el 7 de marzo es la fecha límite para que las y los servidores públicos contemplados en la Ley y que contiendan para algún cargo de elección popular, se separen de sus funciones.

Y el 31 de marzo se resolverá, por parte del órgano electoral local, quiénes tendrán derecho a registrarse como candidatos independientes y esta fecha será de suma importancia pues, las quejas de estos aspirantes, respecto de las dificultades para la obtención del respaldo popular, han proliferado y han encontrado nula respuesta de parte del IEEQ.

Ahora bien, mientras esto y muchas otras cosas suceden, los candidatos y sus equipos velarán armas, prepararán, unos la tierra y el agua para lanzar el lodo; otros la bosta para proyectarla contra sus adversarios y otros tantos sus propuestas.

En un entorno de pandemia con altos índices de contagio, con una terrible, si no es que inexistente, estrategia de vacunación acaparada, con fines mezquinos por el Gobierno Federal, la creatividad, la imaginación, las ideas innovadoras y los mensajes adecuados, enviados por los canales correctos, serán la clave para aquellos que quieren que la gente vote por ellos.

Un factor a tomar en cuenta en este proceso electoral, en particular el día de la elección, lo será el lograr vencer al abstencionismo que, ya desde hoy se vislumbra como tan alto que podría romper las marcas más bajas en la historia democrática de este país. Habrá que estar atentos.

La triste historia del notario perdido. La semana pasada les hablé de la pachanga que se vive en el Movimiento de Regeneración Nacional que todavía no alcanza el calificativo de partido político y de algunos de sus ejemplares que buscan algún cargo.

Mencioné que quienes tienen más posibilidades de hacerse con la candidatura morenista a la presidencia municipal de Querétaro son, en este orden, Arturo Maximiliano García Pérez y el mostrenco expriista Juan José Jiménez Yáñez —aquél que no sabe que los cargos de elección popular son irrenunciables y que el gobernador de Querétaro ya no tiene fuero—.

Bueno, pues resulta que el expanista, Arturo Maximiliano García Pérez tiene algunos problemas en la Notaría 18 en la que es adjunto de Sonia Alcántara Magos pues, desde hace varios meses, no despacha en la dirección autorizada de la notaría, que se ubica en Circuito del Mesón 170, en el fraccionamiento del Prado, en el centro de la ciudad. Ya no despacha nadie desde hace seis meses.

Usuarios de la notaría que han acudido a solicitar servicios se han encontrado con que les ofrecen un teléfono y preguntar por la licenciada Sonia Alcántara.

Al preguntar por el notario adscrito, Maximiliano García, se informa que el abogado tiene también 6 meses realizando home office; pero eso no es lo malo, pues cuando el usuario pregunta si tienen sellos y folios, quien atiende en el lugar informa que éstos los tiene García Pérez en una oficina del edificio Momentum.

Este sólo hecho significa una violación a la Ley del notariado según el artículo 11, párrafos 9 y 10 y es considerado una falta grave atribuible al notario.

Así, que, con esos antecedentes, se alista el exdiputado local panista a buscar la candidatura de Morena al municipio de Querétaro. Usted dirá.

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