Ayer, inesperadamente, el secretario de Turismo Enrique de la Madrid dominó la agenda mediática. Con declaraciones sobre un tema que no entra en su portafolio, pronunciadas fuera de discurso y “a título personal”. Sobre la marihuana, de todos los asuntos posibles.

Estas fueron sus palabras:

“Cuando menos en las zonas turísticas deberíamos legalizar el uso de la marihuana… Nos haría un enorme daño perder esos destinos por temas de combate al narcotráfico. Yo creo que el hacer legal no sólo el consumo, sino la producción y venta de marihuana contribuiría junto con otras acciones a (tener) destinos más seguros”.

Esa declaración amerita varios comentarios:

1. No es posible hacer lo que propone De la Madrid. Contrario a lo que sucede en Estados Unidos, no hay prohibiciones estatales en México. Si se quiere hacer legal la producción y venta de marihuana, es necesario reformar la Ley General de Salud, cuyo alcance es (por definición) nacional. El Secretario de Turismo no está obligado a saber eso, pero el director jurídico de la Secretaría se lo podría haber informado si tan sólo se lo hubieran consultado. Claramente, eso no sucedió.

2. Tal vez se podría establecer un régimen de tolerancia a la venta al menudeo de cannabis en la Riviera Maya o Los Cabos, similar al modelo holandés, pero eso requeriría la concurrencia de múltiples autoridades de los tres niveles de gobierno, empezando por la PGR y llegando hasta las policías municipales. Eso no se logra a golpe de ocurrencias, como lo sabe bien un funcionario y político experimentado como De la Madrid.

3. ¿Alguien sabe con un grado mínimo de precisión cuánta violencia está asociada a la venta al menudeo de marihuana? En zonas turísticas o en cualquier otro lado del país. Mi intuición es que no se trata de un mercado particularmente violento, comparado con el de la cocaína o la heroína. Pero tal vez los datos digan otra cosa ¿Los conoce el secretario De la Madrid? ¿Los tiene a la mano? Lo dudo enormemente.

4. El gobierno de Enrique Peña Nieto fijó posición sobre la marihuana desde 2016. Envió una iniciativa conservadora que a) abría tentativamente el mercado para el uso médico y científico y b) ampliaba el gramaje de la llamada dosis personal. Lo primero se aprobó el año pasado, lo segundo se atoró en el Congreso. El gobierno no ha dado ninguna señal de querer modificar su postura. Aun así, el secretario de Turismo se sintió en libertad de manifestar en público una posición claramente distinta.

5. Antes de lanzar su propuesta, ¿De la Madrid consultó al secretario de Gobernación? ¿O al de Salud? ¿O al Presidente? ¿O al candidato de su partido? Hasta donde se sabe, no.
En resumen, en medio de un proceso electoral, un miembro del gabinete decidió soltar una propuesta legalmente inviable, políticamente explosiva y en clara contradicción con la postura del gobierno, sin consultar a nadie, sin tocar el tema con el secretario de Gobernación o el encargado de la PGR, a la desesperada, sin datos, sin argumentación jurídica, sin planchar el asunto con autoridades locales u organizaciones de la sociedad civil. Y ese miembro del gabinete es un hombre inteligente, experimentado, institucional, formado en la política desde la cuna.

El tema no es la marihuana, sino la inoperancia política del gobierno.

Cuando la agenda de seguridad la fija el secretario de Turismo, hay algo que dejó de funcionar. Pero en serio.

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