Nuevamente, como hace 18 años, un gobernador panista muestra poca sensibilidad política y regatea apoyos a la Universidad Autónoma de Querétaro.

En 1997, Ignacio Loyola Vera mostró su desprecio hacia la universidad pública e hizo hirientes declaraciones y amenazas de retener los apoyos económicos para la educación superior.

Ese fue el principio de una guerra escalada entre la UAQ y el gobierno panista de Ignacio Loyola Vera.

Ni la prudencia ni el arte de la política se hicieron presentes en el discurso y el panismo en el poder.

Tras sus declaraciones a un medio nacional donde señalaba que prefería invertir en otras cosas antes que en la educación superior pública, la respuesta de la comunidad universitaria no se hizo esperar y el 25 de noviembre de 1997 se realizó una concentración masiva para exigirle al gobierno del panista que cumpliera con su obligación constitucional de entregar los recursos necesarios a la UAQ.

Esa tarde de martes, entre las pancartas se podían leer consignas que 18 años después, siguen siendo válidas.

Destacaban “El estado no es una empresa, la UAQ tampoco” y “La universidad no es negociable”.

Esa tarde de noviembre de 1997, el rector Alfredo Zepeda, cobijado por la comunidad universitaria, plantó cara al gobierno de Loyola Vera y, aunque para algunos fue tibio políticamente, al menos demostró que la universidad revivía como actor político y ente crítico ante el panismo que llegaba a poder.

La ruptura con el gobierno panista de Ignacio Loyola se hizo mayor con la llegada de Dolores Cabrera a la rectoría.

En su afán de defender a la universidad pública, no dudó en enfrentar al gobierno panista, con actos simbólicos como durante el Quinto Informe, cuando la rectora y 30 integrantes del Consejo Universitario le dieron la espalda al gobernador en su informe.

El diferendo entre Loyola Vera y la UAQ fue una de las más terribles cargas que mancharon el sexenio del primer gobierno panista.

Ahora, en su regreso al gobierno estatal, el panismo triunfante no parece haber entendido la lección y el gobernador Francisco Domínguez, al igual que hace 18 años lo hizo Loyola Vera, muestra nulas formas políticas y manda callar al actual rector porque el Consejo Universitario exigió en una carta al gobierno federal para que no se recortaran los recursos en nuestra alma mater.

Incapaz de entender las formas políticas, Domínguez sigue enfrentando verbalmente a la Universidad Autónoma de Querétaro, aunque él se diga universitario.

Hasta el momento, la prudencia ha dominado en la comunidad universitaria. Sí, se le ha recordado al gobierno de Domínguez que la movilización es una opción política para defender a la universidad de un nuevo ataque del panismo en el poder.

Domínguez tiene ante sí la opción de evitar un conflicto con la universidad, o de marcar su sexenio con un enfrentamiento como el que se tuvo con Ignacio Loyola Vera, paradójicamente, hermano del candidato priísta al que derrotó en junio pasado.

En una escena clásica de la trilogía de El Padrino a Vincent Corleone le explican la diferencia entre política y dinero. El dinero es un arma cargada le dicen, la política significa saber cuándo disparar.

En lo que respecta al diferendo UAQ-gobierno, Pancho tenía el arma cargada pero disparó a destiempo, es decir, no sabe de política. A ver si el tiro no le sale por la culata.

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