Maniqueísmo: Tendencia a reducir la realidad a una oposición radical entre lo bueno y lo malo.

“Para el presidente López no hay medias tintas, no hay opción de diálogo, salvo cuando lo acorralan; para todo lo demás, el Ejecutivo federal todo lo ve blanco o negro; los matices, desde su perspectiva, no existen y al no existir en su forma de pensar; entonces, no hay manera de que pueda transigir.

“Que alguien tenga una visión así de obtusa no es novedad; ha habido y seguirá habiendo personajes con esa característica; lo malo es que un personaje así tenga la responsabilidad de gobernar un país; ese es el verdadero peligro.

“Ver las cosas en blanco y negro, observar los escenarios como un campo de batalla entre buenos (nosotros) y malos (los demás) sólo acentúa la polarización generada durante el proceso electoral.

“Ver el escenario sólo como una confrontación entre chairos contra fifís; entre liberales contra conservadores; entre sociedad de avanzada contra ciudadanos retrógradas, sólo genera más división, una división que se le revertirá al mismo Ejecutivo federal con el tiempo, cuando comience a necesitar, una vez reducido su margen de aceptación generado por el desgaste natural del ejercicio del poder, el respaldo de aquella población que no se haya decepcionado de él”, estas líneas, estimado lector, querida lectora, las escribí se publicaron en este mismo espacio el 27 de marzo de 2019 (Las víctimas del maniqueísmo presidencial | Querétaro (eluniversalqueretaro.mx)
Desafortunadamente para este país, a dos años y siete meses de distancia, la reflexión sigue siendo la misma y hoy, 31 meses después, observo, además de la obcecación y el maniqueísmo más arraigados, un factor adicional; la soledad.

Sí, el inquilino de Palacio mantiene el discurso divisor de chairos contra fifís, buenos y malos; pero en medio de grandes conflictos que enfrenta solos —Se ha fijado que nadie sale a defender estos temas— Gertz Manero, el conflicto laboral en la refinería de Dos bocas, Pío, Martinazo, PEMEX, CFE, Bartlett, Irma Eréndira y un larguísimo etcétera de casos de corrupción que ha solapado y, a ello, se debe sumar la discusión de la reforma energética y la sucesión presidencial, impulsada por él mismo para mantener el discurso maniqueo y su obsesión por la revocación de mandato. Observo, pues, demasiados frentes para un tipo que sólo atina a hablarle a sus mascotas, pero que no entiende otro idioma; el del diálogo y la concertación. El maniqueísta palaciego sigue ahí. Ya falta menos. ¡Les digo!

El último párrafo. Ya fue publicada la convocatoria para la elección de la nueva dirigencia del PAN en el estado que será el 11 de diciembre y en la que contenderán, sin duda, Leonor Mejía Barraza y Eduardo Loyola Vera. La primera, me dicen, de pañales azules y con el respaldo de cuadros importantes del panismo local, como es el caso del senador por Querétaro, Alfredo Botello; el segundo, hermano del exmandatario estatal y diputado federal, Ignacio Loyola Vera. Veremos de qué color pinta el azul. ¡Digo¡

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