En este hermoso planeta Tierra que que habitamos y compartimos con innumerables especies, el agua juega un papel primordial para todo, muy a pesar de que en combinación con otros elementos pueda llegar a causar daños en los asentamientos donde el ser humano se establece, pero en realidad lo ha hecho siempre en la cercanía al mismo. La mayoría de estas desgracias ocurren particularmente en la temporada de lluvias y huracanes. Sin embargo, es irrefutable el dicho popular que reza  —El agua siempre hará más bien que mal— y esto es muy cierto, en especial cuando se vive una sequía como la que está afectando a nuestro país.

La temporada de lluvias, que de a poco comienza a hacerse presente en nuestra entidad, es anhelada en momentos en los que es verdaderamente urgente que pueda reabastecer las principales presas que hoy están en su nivel más bajo en muchos años en algunos estados, incluido de manera destacada el nuestro. Dependemos tanto del agua como del oxígeno mismo ya que sin ella, no sólo la agricultura y la ganadería se ven seriamente afectadas, sino una gran cantidad de actividades humanas, inclusive la vida misma depende de él.

El agua es un recurso natural en nuestro planeta que para estar al alcance de la humanidad debe tener características particulares como limpieza, inodora, incolora, insípida, libre de contaminantes, etcétera. En ocasiones abunda, en otras escasea. Solemos considerar el agua abundante, pensando en que cubre el 70% de la superficie del globo terráqueo, pero cuando no se tiene la suficiente para cubrir las necesidades, entonces la situación se torna alarmante a  nuestro alrededor. Más aún si hablamos del impacto que el calentamiento global tiene ya en tan preciado elemento y lo que puede significar en materia de catástrofes para todo el mundo.

En otro orden de ideas, será también que el agua nos invita a verla no solamente como un recurso indispensable, sino a pensar en cómo impacta en nuestras emociones. Hablo de la manera en que el agua se expresa en todo nuestro entorno y lo que provoca en nuestro interior.

Estar en cualquier playa frente al mar nos cambia, de igual manera en la lluvia, la nieve, el hielo, la neblina misma. Nuestras emociones se mueven al capricho del agua cuando vemos una montaña nevada, un glaciar a la distancia, en el cauce de un río, una cascada o en tantas y caprichosas formas de las nubes.

El agua nos inspira respeto, temor, alegría, felicidad, miedo y en especial la sensación de sabernos vivos gracias a ella. En tiempos de pandemia, ha sido fundamental para la prevención y el cuidado de la salud, pero también se extraña verla en sus múltiples expresiones en lugares distintos a donde nos resguardamos el mayor tiempo.

Como fotógrafo, captar esas expresiones del agua es un privilegio que se repite cuando veo esa imagen donde es protagonista o acompaña destacadamente a algún personaje y provoca una interpretación. Así reuní algunas fotos que forman parte de una nueva exposición titulada “Agua y otras soledades”, que se expondrá a partir de mañana y durante unos días en la galería principal del Centro de la Artes en Santa Rosa de Viterbo, con el propósito de compartir con ustedes, en tiempos de pandemia, imágenes en las que el agua está presente y acompañada de emociones, ya que al igual que muchos de nosotros, hemos vivido en esta rara temporada también una sequía, diferente a la que vive este Querétaro nuevo que deseamos conservar.

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