Estimado lectores, en una columna anterior platicamos con ustedes sobre la importancia de consultar fuentes originales (30 mayo 2014). Es decir, las revistas en donde se publican las investigaciones que realizamos los investigadores. Como lo explicamos en aquella ocasión, en estas revistas los manuscritos que se publican son evaluados por otros investigadores expertos en las temáticas de estudio que evalúan la metodología, los resultados, las conclusiones, las referencias que se citan en el documento siguiendo lineamientos encaminados a mantener un alto rigor científico. 

Para los científicos de todo el mundo existe una alta presión para publicar los resultados de sus investigaciones, ya que además del prestigio académico que esto implica, el tener un buen número de ellas puede facilitar el tener acceso a recursos para realizar investigación. Además, en muchos países, incluyendo México, el número de publicaciones y la calidad de las mismas es un factor fundamental para conservar el trabajo, obtener promociones y  para mantenerse en el Sistema Nacional de Investigadores. 

Estas presiones para publicar que algunos ejemplifican con el lema publicar o perecer (publish or perish), ha generado que grupos de vivales ofrezcan publicar artículos especializados y libros en tiempos cortos y de manera muy sencilla. Para algunos esto podría parecer una situación ideal, el problema es que estas revistas no tienen comités de expertos que revisen la calidad y el rigor de las publicaciones. Muchas veces estos artículos o libros no pasan por un proceso de revisión que asegure la calidad de las mismas. Eso sí, y ahí está el negocio, se les pide a los autores un pago que varía de cientos a miles de dólares o euros por publicar los artículos rápido y fácil. 

Es común recibir correos electrónicos donde nos invitan a publicar rápido y fácil en supuestas revistas con calidad internacional. Pero estas revistas o editoriales llamadas predadoras (predatory publisher) no tienen, como ya lo comentamos, un comité editorial de pares que los revisen con rigor científico, pueden tener una vida muy corta y los artículos que publican no son citados por los pares. Esto a la larga va en contra del propio investigador pues su trabajo se pierde en estas editoriales que lo que buscan es simplemente hacer negocio. Existen varios criterios que ayudan a identificar a una editorial o revista predadora que el lector interesado puede consultar en la siguiente liga () y también hay páginas académicas con listados de estas revistas/editoriales (allfakejournals.blogspot.com; scholarlyoa.com). 

Muchas de estas revistas son de acceso libre, es decir, se pueden consultar los documentos por medio de internet y con acceso al público en general. Desafortunadamente es común escuchar “lo leí en una revista científica o lo leí en un libro en internet” suponiendo que todo lo que se publica en este medio tiene rigor científico. Es claro que estas editoriales/revistas predadoras pueden entonces diseminar al público en general supuesto conocimiento científico que está muy lejos de serlo. Es evidente que ahora es posible publicar prácticamente cualquier cosa si se paga por ello. Lo mismo ocurre desde luego con las páginas Web. Cualquiera puede comprar/tener una página y publicar lo que sea sin ningún rigor académico (cuando se trata desde luego de este ámbito). 

La invitación al lector es para estar atento a estas páginas web, revistas o editoriales predadoras que lejos de transmitir conocimiento o de informar, solamente representa un negocio sin importar la calidad ni el rigor académico/científico. Recordemos entonces que hoy en día cualquier cosa es publicable, sobre todo en internet, pero eso no implica que lo que se publique o diga sea verdad o sea parte un proceso académico científico riguroso y de calidad. Los vivales también llegaron a la investigación.

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