A Humberto Moreira

Hace unos días fuimos testigos de otro triste y trágico acontecimiento: la muerte del joven José Eduardo Moreira. Este no es un tema político por tratarse de el hijo de alguien público, es un tema público porque es consecuencia de ser el tema que más nos duele a todos los que somos padres, hermanos e hijos, y es el de ver la fragilidad en la que está nuestra vida y la de los nuestros. Es un tema que nos lastima, pues la única responsabilidad que tenía José Eduardo era vivir sus sueños y su vida. Quienes nos han arrebatado la serenidad y la paz decidieron que no fuera así, y nosotros decidimos que esto no puede suceder más.

Aunados al caso de José Eduardo, vienen otros muchos miles de mexicanos que también fueron padres e hijos, que tienen nombre y apellido y que también son víctimas de la constante, la cual nos ha afectado en nuestra cotidianidad, la armonía de nuestros estados y de nuestro país. Ya no podemos aspirar sino a una respuesta contundente para quien clama justicia, porque somos todos los que no queremos vivir en un país donde nos sintamos intimidados y aludidos. Estos sucesos nos invitan a pensar en qué tenemos que hacer para recuperar a nuestro país.

Es de todos sabido el gran esfuerzo en el esquema de la Estrategia Nacional de Seguridad, donde, por ejemplo, se incrementó de manera significativa el número de detenidos y asegurados, creció el presupuesto de seguridad hasta en 87% en los últimos seis años, aumentaron de 6 mil 489 a 36 mil 940 elementos de las fuerzas federales de la policía, pero parece que nada da resultado.

Según el INEGI, los homicidios dolosos referentes a la inseguridad y violencia han alcanzado niveles impensables, por ejemplo, en 2011 se registraron 27 mil 199 homicidios, de más de 60 mil, cualquier muerte es motivo de tristeza, no importa de quién se trate, de dónde venga o cuál sea la razón.

Según la glosa del VI Informe de Gobierno, en el tema de procuración de justicia, en los tribunales se pierde hasta 75% de los casos. ¿Dónde estriba el problema de diseño institucional del Estado mexicano que no nos permite que se vean resultados en el tema de seguridad y justicia en nuestro país?, ¿dónde radica la falla que no permite consolidar una estrategia integral?

Nadie puede dejar de reconocer que se ha hecho un esfuerzo de todos los actores por tratar de contener este mal, que nadie ha escatimado en el ánimo de contribuir en contra de lo que hoy nos tiene a todos sumergidos en una espiral de miedo y zozobra. Nadie podría dejar de ver el esfuerzo que ha hecho la Marina, el Ejercito, la Procuraduría, la Policía Federal, el Congreso, ¿qué falta hacer para que esto termine? Es claro, no se trata de voluntad, sino de eficacia, los resultados ni se han visto ni se ha terminado con nada.

México reclama regresar de manera inmediata e ineludible a la gobernabilidad, al Estado de derecho, al de las instituciones. La justicia, la libertad, la transparencia, la igualdad, la paz y la tranquilidad son una meta en la que todos debemos de contribuir y una obligación en la que no debe tolerarse la perniciosa cultura de la impunidad.

Que se haga justicia para José Eduardo y para todos. Busquemos una crítica que sea también autócrata para cambiar. Aquí todos somos víctimas del mismo dolor, nada de lo que hagamos regresará a los que hoy se han ido, pero podemos evitar que muchos más tengan este final. México comenzará a cambiar por lo que nosotros decidamos hacer. De mucho servirá el esfuerzo de todos en el camino de la paz a la que aspiramos.

Secretaria general del PRI

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