Amigos, un placer leerlos de nueva cuenta. Es para mí un orgullo poder escribir toda la aventura que viví en tierras ticas (Costa Rica), me lancé a cubrir la segunda edición de Al grito Latino Fest y para no hacerla tanto de emoción, vámonos de corrido con la emoción vivida por esos lares.

Como es mi costumbre llegué antes y batallé como nunca para encontrar hospedaje, pues eran las tres de la madrugada, indagué en el aeropuerto y conseguí un hotel, donde me cobraron la enorme cantidad de 85 mortales dólares por unas horas; con un desayuno a medias (gallo pinto, comida tradicional de por acá), y con toda la fuerza del rock por delante nos movimos a las instalaciones del festival con un calorón inundado de la esencia del rock, con casi media hora de camino y  con el estruendo de las pruebas de sonido, iniciamos nuestro andar.

Ya en el media center, comenzamos con nuestras  entrevistas a bandas de grandísimo renombre, como Aterciopelados, Café Tacvba, Los Auténticos Decadentes, Molotov, El Gran Silencio, además de  Machingon, acompañados del gran Armando Palomas, quienes  rompieron el escenario con un himno de canción llamado “Mexicano”, en donde el poderoso coro es “ Cómo te dicen a ti, a mí me dicen Mexicano”, el cual fue cambiado por el nombre de “tico” y se  armó un verdadero desastre rockero; todas las bandas dejaron huella en el evento, desde las consagradas hasta algunas de gran talla emergente, como Vaquero Negro,

Puerquerama, La doble A y La Radio Calavera, que siendo de poco tiempo en la escena se comportaron como las más consagradas del evento.

Entre todo este menester de calidad musical, quiero hacer un gran paréntesis para una banda que desde el pasado demostró que es una de las grandes, y acá rompió a todos con su música, ellos son  los regios de El

Gran Silencio, quienes con sus grandes éxitos la hicieron otra vez, sonó al unísono un clásico de Los Ángeles Negros, “Déjenme si estoy llorando”, además de “Duerme soñando”, sin duda se llevaron el festival dejando fuera de posibilidades a los molochos y al cafeta que también andaban con todo. Mucha cerveza, grandes amigos con los que tuve la oportunidad de reencontrarme y me di cuenta una vez más de que la música siempre será universal, ver a toda esa gente cantar al unísono las rolas del festival y dejar en claro que el corazón late con cada nota, sin importar el género que sea o el lugar donde nos encontremos. Soy el Pollo Rock y sin más tinta y hojas, nos leemos la próxima semana.

@pollorockmusica

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