Desde hace un año, en abril de 2019, veíamos venir este tsunami. La escalada de las tensiones comerciales; las presiones macroeconómicas; los trastornos en la industria automotriz en Alemania y el endurecimiento de las políticas de crédito en China, contribuirían a un significativo debilitamiento de la expansión mundial.

La perspectiva para nuestro país, ya era muy dura, marcada por una incertidumbre a corto plazo. Desde entonces, se veía venir un panorama muy complicado para todos y, aunque el ejecutivo afirmaba “lo bien que íbamos”, las cifras ya eran muy duras y parecían confirmarle lo contario. La inquietud por nuestra economía cada día era más grande.

Las cifras no mentían y en el primer trimestre de 2019, se perdieron más de 14 mil empleos y la industria de la construcción cayó 9%.

Se avecinaba una tormenta que no sería menor. Y ese día, tristemente, ¡ya nos alcanzó!

El panorama se vislumbraba ya muy difícil, y esto aún sin sumarle la emergencia sanitaria mundial, ocurrida este año por la pandemia del Covid-19.

Hoy, estamos frente a una doble crisis, en la que se juntaron, de manera dramática, la económica y la de salud. Frente a este escenario, aún sentimos que el gobierno federal nos ha quedado a deber soluciones efectivas.

En 2009, México se enfrentó a la epidemia de influenza AH1N1. En aquel tiempo, nuestro actual presidente, aseguraba que el gobierno federal, había actuado “mal” en torno al virus de la influenza. Sin embargo, en aquella época, hubo un programa gubernamental de apoyo para empresas y negocios afectados por este virus, el cual involucró más de 100 mil mdp para apoyar a micro, pequeñas y medianas empresas; al turismo, restaurantes y esparcimiento; al sector de aviación y al porcícola.

Diez años después, le toca a él hacer frente a una crisis económica y de salud. Hace apenas unos días, el Ejecutivo anunció su plan económico. Sin embargo, el sector empresarial y la sociedad civil, se mostraron decepcionados ante estas medidas.

Incluso se ha dicho que el Presidente no entiende la complejidad ni la magnitud del problema que ya tenemos encima.

En este momento, se debe preparar un Plan Nacional de Reactivación Económica, que entre en funciones justo cuando termine el pico de la pandemia.

Además, se deben dejar a un lado las obras faraónicas, todas ellas inoperables, insignias de esta administración: Dos Bocas, el Tren Maya, todavía sin permisos para su construcción, y el aeropuerto de Santa Lucía, que no tiene ni conectividad.

Ahí son cerca de 400 mil mdp, que en este momento los ocupa el aparato productivo del país para salir adelante.

Aunado a estas malas estrategias económicas, ayer el Ejecutivo declaró que va a adelantar la revocación de mandato. Sí, en medio de una contingencia, ¡Morena está pensando en las futuras elecciones!

Para nosotros, el grupo parlamentario del PAN, esto es inaudito. No es momento de ambiciones políticas. Es momento para buscar el bien común de todos los mexicanos. Debemos concentrarnos en lo que sí importa y tomar las medidas que hoy se necesitan.

El país necesita empresas, son su motor para caminar, y precisa de insumos médicos, porque sin salud no tenemos nada. Para combatir los efectos por el Covid-19, proponemos fortalecer a los hospitales públicos con más camas y más respiradores, para atender a los enfermos. Nuestra propuesta económica, a corto plazo, consiste en un apoyo económico de 27 mil 500 pesos para pequeños y medianos comercios; así como un ingreso mensual de 3 mil 207 pesos para los trabajadores que han perdido sus empleos.

Los senadores del PAN sólo estamos esperando que Morena lo apruebe.

Hoy, queremos acciones y no sólo malas noticias.

¡Sólo juntos vamos a salir de esto!

Senador de la República

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