Bien se dice que se espera una nueva ola de contagios por Covid-19 después de Semana Santa, pues así como sucedió el pasado puente vacacional del 21 de marzo, alusivo al natalicio de Don Benito Juárez, muchos no entendieron y se fueron “de fin”, aunque los lugares, a pesar de las restricciones, estuviesen abarrotados. Al menos eso fue lo que sucedió en el Pueblo Mágico de Bernal, perteneciente al municipio de Ezequiel Montes, el sábado 13 y domingo 14 de marzo. Pero, por si fuese poco, el 20 de marzo autoridades estatales y municipales tuvieron que ir a clausurar la entrada al monolito para evitar más visitas en el lugar, cosa que incluso no debió sorprenderles, pues ya se sabía que en la mayoría de los sitios donde se llevan a cabo celebraciones, festivales o eventos culturales con motivo del equinoccio de primavera estarían cerrados. ¡Pero qué necedad y qué necesidad!

Previo a Semana Santa, algunos destinos decidieron poner freno a ciertas actividades, sobre todo a las que reúnen gran cantidad de personas, como el “playazo” en Tamaulipas, sin embargo, a la mayoría de los turistas “les vale”, tan sólo hace falta echarle un ojo a las operaciones del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, pues desde el jueves han tenido más movimiento a lo habitual, incluso se dio a conocer que estaban programados 654 vuelos, de los cuales 278 fueron salidas. Lo peor es que los paseantes llegan con todo y mascota, y tardan hasta 90 minutos en documentar sus maletas, tiempo crucial en que la sana distancia parece no importar. Y a pesar de que el audio local del aeropuerto pide no bajar la guardia y anuncia la cantidad de personas contagiadas y fallecidas por la enfermedad, este se queda flotando en el aire, ya que los pasajeros no tienen cabida para esto. Puedo asegurar que si les preguntan cuáles eran esos anuncios, no les saben decir.

Por otro lado, hace unos días circuló en todo los medios el “hermoso” decálogo que el subsecretario de Salud federal, Hugo López-Gatell, dio a conocer para tener “una Semana Santa Segura”, puntos que, incluso, ni siquiera  sabe si él mismo los va a cumplir.

En la zona del Pacífico, las playas pertenecientes al estado de Oaxaca (Huatulco y Puerto escondido) permanecerán abiertas, ¡ojo!, al 50% de su capacidad, lo mismo para Nayarit, donde los horarios serán de 5:00 a 18:00 horas. En  Jalisco, los restaurantes y bares ubicados en zona de playa cerrarán a las 23:00 horas, y se espera un aforo máximo de 66% para la zona hotelera, además sugieren que todos los visitantes no excedan más de 40 minutos. En Sonora no habrá venta de alcohol y ningún evento que tenga más de 10 personas, las playas estarán de 6 am a 8 pm. Mazatlán abrirá sus playas con todas las medidas, uso de cubrebocas en todo momento y mantener la distancia.

Por cierto, para los que creían que el atractivo turístico de “Hierve el agua” en Oaxaca cerraba por esta temporada, temo decirles que los pobladores anunciarón el cierre definitivo luego de que afirmaran que todos los beneficios económicos que dejaba este sitio, lo acaparaban agencias de viajes y grupos políticos, por lo que quien entre sin autorización será detenido por las autoridades, ya que estará infringiendo en un delito.

Lo cierto es, que con decálogo o sin decálogo, con playas abiertas o cerradas, con celebraciones de Semana Santa o sin ellas, los turistas se pasan las restricciones por el arco del triunfo. Ya veremos las cifras después de pasada la tempestad. Y usted, ¿dónde estará en esta Semana Mayor?


*Periodista y conductora
Premio Nacional de Locución otorgado por la ANLM
Twitter @NatividadSanche
Facebook.com/NatividadSánchezB

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