En repetidas ocasiones me han preguntado ¿cuál es la fórmula para desarrollar competencias relevantes en el personal técnico para los diversos sectores industriales?; siempre respondo que no hay fórmula, pero que si hay elementos que deben estar presentes en esa fórmula, si es que existe alguna.

Esta semana inicia el circuito de eventos con enfoque y participación del sector aeroespacial que se presentarán en Querétaro a lo largo del año, el primero de ellos: B2B Aerospace Meetings, evento que promueve encuentros de negocios muy enfocados entre quienes buscan ofrecer sus servicios para el sector y quien puede demandarlos. El segundo: Industrial Human Capital Summit que, sin ser exclusivo para el sector, sin duda que su temática es relevante también para el sector aeroespacial de la región y con la cual tengo mucho que ver sin duda.
Con el ánimo de compartir mi punto de vista respecto a la pregunta con que iniciaba esta colaboración semanal, quiero dar una rápida pasada a esos retos que se viven en el proceso que las instituciones educativas ejecutamos para desarrollar competencias y capacidades para los diversos sectores.

Hoy debemos de reconocer que la relación academia industria ha evolucionado abismalmente, pero aún quedan algunos cabos sueltos. La participación industrial debe pasar de recibir estudiantes para prácticas o estancias técnicas a integrar procesos que involucren el desarrollo de proyectos relevantes, que promuevan la participación no solo de los estudiante, sino también de los profesores, en donde se evalúen tanto competencias duras (las técnicas en el saber y saber hacer) como las suaves (comunicación, liderazgo participativo, trabajo en equipo, por mencionar algunas); se debe también contar con una participación más permanente y relevante en el desarrollo curricular por parte de los diferentes sectores —hoy se lleva a cabo por supuesto, solo pretendo diferenciar la manera en que debería hacerse— no de manera aislada y sin retroalimentación constante, sino con mecanismos claros de retroalimentación y actualización permanente —un gran reto—.

Por otro lado, la creación de espacios relevantes para la generación de experiencias significativas es un gran tema aún pendiente en la política pública de nuestras instituciones educativas, y existe justificación para ello; contar con infraestructura física de laboratorios, talleres, software y equipos que reproduzcan la realidad de las industrias es sin duda en reto —principalmente económico—, es por eso que se deben mejorar los modelos de enseñanza, aprovechando la tecnología existente para construir escenarios, acordar alianzas, compartir infraestructura, por solo mencionar algunas posibles iniciativas, que hoy por fortuna algunas organizaciones educativas ya han implementado, pero que necesitan generalizarse y afinarse a través de la evaluación permanente y sobre todo con el respaldo de presupuestos tanto privados como públicos.

Construir competencias debería ser entonces un conjunto de esfuerzos y estrategias que por un lado faciliten el acceso a las formaciones para aquellos con el perfil y vocaciones correctas, y por el otro desarrollar capacidades en las instituciones para construir esas competencias de manera relevante para los sectores industriales. Se dice muy fácil, pero es sumamente retador generar valor significativo para la sociedad. Mi palabra clave:  la pertinencia.

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