En marzo del 2018 el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) publicó la Encuesta Nacional de Calidad e Impacto Gubernamental misma que sitúa a la corrupción en el segundo lugar como uno de los problemas que más preocupan a los mexicanos. Según los datos que arroja la encuesta, Querétaro se encuentra en el lugar número seis como uno de los estados donde menos actos de corrupción se registran al momento de realizar trámites, pagos y solicitudes de servicios públicos.

En días pasados nuestro estado fue noticia nacional por supuestos actos de corrupción al interior de la Secretaría del Trabajo. Lo cierto es que lo publicado por diversos medios de comunicación no presenta pruebas contundentes que sirvan para incriminar a los involucrados, y hay que decirlo: “tanto peca el que mata la vaca como el que le agarra la pata” serían de igual forma culpables tanto el que recibe como el que otorga y para eso están las instancias correspondientes, sólo estas, a través de una denuncia formal así como la presentación de las pruebas correspondientes, podrán fincar responsabilidades.

Y que esto no se malentienda, lo que aquí se expresa no pretende defender a nadie, es simplemente una opinión que procura ser objetiva.

Llama la atención la respuesta inmediata por parte del gobernador que, a decir de él, desde muy temprano solicitó a José Luis Aguilera la separación de su cargo como Secretario del Trabajo, y con esto manda un mensaje fuerte y claro; en Querétaro los actos de corrupción cometidos por servidores públicos no serán tolerados. Así mismo, instruyó al Secretario de la Controlaría se dé inicio a las investigaciones.

Los datos que proporciona la Encuesta Nacional de Calidad e Impacto Gubernamental en los que refiere que la corrupción es uno de los temas que más preocupa a los mexicanos son para analizarse a profundidad sobre todo porque la corrupción no es una conducta exclusiva de los que detentan un cargo público. Resulta irónico que aquello que preocupa mucho es una actividad generalizada y en ocasiones normalizada en nuestra sociedad y mientras sociedad y gobierno no entendamos esto, seguirá siendo un problema que preocupa pero que no se atiende de fondo.

Tras la publicación de la noticia encontré cierto parecido entre los comentarios vertidos en redes sociales y las ejecuciones públicas durante la Edad Media, hoy, Facebook y Twitter se han convertido en la plaza pública donde se es partícipe del linchamiento y la ejecución colectiva, el arma; la palabra.

Diputada federal del PRI

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