La reforma electoral propuesta por el presidente, Andrés Manuel López Obrador, es congruente con su política de austeridad republicana, de rechazo al despilfarro. Y aunque la oposición critica, sin fundamento esta política, sabe bien que es la forma de gobernar en otros países en los que la austeridad republicana es norma común, gobierne la izquierda o la derecha. Por lo tanto, no nos debe sorprender que dicha propuesta incluya la reducción del financiamiento a los partidos políticos.

Para 2023 dicho financiamiento nos costará poco más de 6 mil 200 millones de pesos, de los cuales casi 6 mil millones, es decir, casi todo, se va al rubro de sostenimiento de actividades ordinarias permanentes, que es justo lo que se considera en la propuesta de reforma: mantener el financiamiento, pero sólo para campañas electorales, con el fin de que los partidos vivan del apoyo de su militancia y no de las prerrogativas oficiales. Es muy lógico que el período en el que los partidos requieren de mayor dinero es durante las competencias electorales.

El proyecto de dictamen de la reforma propuesta incluye un análisis del Centro de Estudios de las Finanzas Públicas del Congreso en el que se calcula un ahorro de poco más de 6 mil 200 millones de pesos al año, si se aplican las medidas propuestas. La mayor parte sería por el financiamiento a partidos sólo en los períodos electorales, casi 300 millones corresponden a la supresión de 200 diputados y 32 senadores y casi 18 millones de reducir el número de consejeros electorales de 11 a 7.

¿Quién puede estar en contra de una propuesta como esta? Es decir, ¿quién puede estar a favor de seguir con el despilfarro? Pues las cúpulas políticas de los partidos, las que se han acostumbrado a vivir del financiamiento público, las cúpulas que ven la formación o el sostenimiento de un partido político como un negocio, hasta familiar.
Incluso en la encuesta que mandó hacer el mismo INE (cuyos resultados trató de ocultar lo más posible), esta es la medida con mayor respaldo popular. Estuvieron muy a favor, el 48%, es decir, casi la mitad de los encuestados; a favor el 45%. Es decir, un aplastante 93% ve con buenos ojos esa medida. Sólo un triste uno por ciento está muy en contra.

A final de cuentas, y a pesar de las mentiras de la oposición, el partido que más pierde con esta medida es, lógico, quien más financiamiento recibe, es decir, Morena, quien recibirá para 2023 casi dos mil millones de pesos.

Académico de la UAQ. anbapu05@yahoo.com.mx

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