Constitución “parchada” de 500 a 700 veces, dijo este martes 2 de febrero el Presidente Andrés Manuel López Obrador, en el Teatro de la República, en el 102 aniversario de su promulgación. La Cámara de Diputados registra 233 decretos de reformas desde 1921. No podía faltar el discurso coloquial al que está acostumbrado el Presidente, independientemente de la solemnidad que implicaba el acto de aniversario. La pretensión del primer mandatario era crear una nueva Constitución, convocar a un constituyente; sin embargo, dijo, las circunstancias no se lo permiten. A pesar de ello, presentará iniciativa de reformas (para él) de suma trascendencia, para que se contemple en la Constitución el delito de corrupción, se considere la impunidad, los delitos electorales y se terminen los fueros y privilegios. Más que un discurso por el aniversario, dio un repaso histórico desde la revolución que dio origen a la Carta Magna, pasando por el porfiriato y lo que para él fue una “esclavitud” con las tiendas de raya. Mencionando, sin decirlo, que se trató de la primera Constitución de corte social, refiriendo principalmente a los artículos 27 y 123. Si bien tenía los apuntes de su intervención, poco se refirió a ellos.

Se quedará con las ganas, al menos en este trienio, de crear la 4ª Constitución y no es por el empeño que en ello tiene y dejó en claro en su intervención; se debe a la falta de escaños que le den las votaciones calificadas para hacer de las suyas, no tiene el control de la mayoría de las legislaturas que le permitan plasmar en la Constitución la posibilidad de crear una nueva. Los artículos 135 y 136 no facultan crear una nueva Carta Marga, a lo sumo realizar las reformas que les plazca a los legisladores. Por eso ningún gobierno, desde 1917, ha podido generar una nueva Constitución, ésta no prevé ningún supuesto y para los casos de rebelión se podrá suspender su aplicación, pero recobrará su vigencia una vez reestablecido el orden constitucional. De ahí que haya resultado ocioso el comentario del Presidente de la República, al expresar que las condiciones actuales no se lo permiten. Ello no le impedirá intentarlo en la próxima Legislatura federal, a mitad de su periodo constitucional, de llegar a obtener mayoría calificada que le permita, entonces sí, generar una nueva Constitución, lo que de suyo puede ser un verdadero peligro para la democracia mexicana, la cual, por cierto, dijo López Obrador, no existía en México hasta su llegada a la presidencia. Así de radical se muestra el primer mandatario. De atender literalmente su afirmación, todos los anteriores presidentes de la República serían usurpadores del poder.

Lamentablemente las reformas a la Constitución continuarán. La Legislatura actual ha iniciado otro periodo de modificaciones, pretendiendo reformar (están en tránsito) varios artículos para crear la Guardia Nacional. Presidentes de la República y legisladores federales siguen con la creencia de que, plasmando en la Carta Magna sus pretensiones políticas, en automático el primer nivel de ley hará efectivo su cumplimiento y no ha sido así. La Constitución hoy día parece un reglamento y no lo que debiera ser, normas de lineamientos generales obligatorios, producir después leyes secundarias y reglamentos para su eficaz cumplimiento. Pero no, debido a la tremenda desconfianza entre los mismos políticos, han preferido enormes artículos como el 41 en materia electoral; prevalece el recelo entre ellos mismos. La Constitución contiene artículos valiosos, importantes, pero inaplicables en la práctica. El derecho a la salud, la mayor parte de los mexicanos carecen de ese derecho constitucional; derecho a un salario digno y remunerador, letra muerta; derecho a la educación obligatoria y gratuita desde preescolar hasta media superior, tampoco se cumple; derecho a no ser molestado por la autoridad, sin ser oído y vencido previamente en juicio, norma que es violada constantemente por la misma autoridad; derecho a la libre manifestación de las ideas, así como a su difusión, no deben ser objeto de ninguna inquisición, en la práctica la misma autoridad encuentra mil maneras de impedir el cumplimiento estricto de respetar y hacer respetar esos derechos ¿Para qué tantos derechos si no se cumplen desde la creación de la Constitución? ¿Para qué otra Constitución? ¡Lo que falta es educación!

Analista legislativo. @HectorParraRgz

Google News