Para que un artículo sea publicado en una revista científica, debe seguir un proceso que inicia llenando un formato. Y, aunque suele pasar inadvertido, debemos declarar si alguna de las personas que participaron en la investigación tienen algún potencial conflicto de interés.

Cuando incursionamos en una carrera de ciencias, suelen decirnos que ésta es objetiva. Sin embargo, no se describe demasiado el cómo opera esta objetividad, ni se discute la neutralidad; tampoco se reflexiona sobre el por qué investigamos un tema y no otro, ni la dirección financiera del desarrollo científico.

Sofía P. Salas, investigadora de la Universidad Diego Portales, indica que se considera como conflicto de interés a “aquellas condiciones en las cuales el juicio profesional que concierne al interés primario de la integridad científica tiende a estar influenciado negativamente por un interés secundario, como pudiera ser el interés monetario”.

A propósito del interés monetario, existen proyectos de investigación en colaboración con la industria en los que los resultados serían útiles para conocer y cuantificar los supuestos beneficios de sus productos o procesos. Pero, ¿qué sucedería si la industria invierte fuertes cantidades de dinero y los resultados indican exactamente lo contrario a lo que esperaba? Probablemente no se reporten mentiras, pero tampoco se reporten los hallazgos.

Como lectores, la declaración de conflictos de interés nos permite tener mayor cautela sobre la veracidad de lo que se dice (y la perspicacia para leer entre líneas tratando de detectar lo que no se dijo). También, nos permite comprender los potenciales sesgos que no impiden que la información presentada sea válida, pero si influyen en las estrategias o inclinaciones para resolver de tal o cual modo.

Uno de los temas con los que trabajo es la producción de alimentos desde el sector primario. En mis lecturas, reconozco un problema para lograr alimentar a la población mundial y esto agudizará a medida que crezca la población. Luego, detecto una narrativa que se sostiene en una buena cantidad de artículos científicos que indican que la solución es producir más. Sin embargo, producir más sí representa mayores ventas, pero no necesariamente lleva a salvaguardar la seguridad alimentaria. No sorprende demasiado reconocer que los artículos que sostienen soluciones de esta naturaleza, sucedan de la mano de trabajadores de ciencia, sí, pero que representan intereses de industria de plantas mejoradas para producir más (1).

Por ello, desde como formamos en las carreras de ciencias hasta nuestro trabajo en investigación, siempre debe llevar una mirada crítica para presentar un trabajo de calidad que no represente un conflicto de intereses (casi siempre económicos).

Fuente: Salas, Sofía P. (2010). 
CONFLICTO DE INTERESES 
EN LA INVESTIGACIÓN BIOMÉDICA. Revista chilena de obstetricia y ginecología, 75(3), 143-145. 
(1) Ver autoría: “Breeding crops to feed 10 billion”. Nature biotechnology, 37(7), 744-754.
Twitter:  @chrisantics
c.cedilloc@gmail.com

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