Tenemos una economía que camina a una crisis generada por el propio gobierno.

Todo mundo sabe que la economía está besando la recesión. México ha vivido recesiones, claro que sí. Las dos más recientes, en 2001-2002 y en 2008-2009, se dieron por problemas económicos en Estados Unidos. Pero resulta que ahora nuestro vecino y principal socio comercial está creciendo asombrosamente. México ha desaprovechado este motor.

La evolución actual de la economía mexicana muy poco tiene que ver con lo que está pasando en el exterior. Más bien son factores internos los que han paralizado a México:

1.- El gobierno del presidente López Obrador es percibido como enemigo de la inversión privada. Es una máquina de generar desconfianza: la cancelación del aeropuerto, la renegociación de los gasoductos, el freno energético, las leyes sobre evasión y la dinámica de la Unidad de Inteligencia Financiera de Hacienda se perciben por inversionistas como muestra de un odio al capital privado.

2.- John Maynard Keynes se encumbró con una teoría bastante sencilla: para impulsar el crecimiento económico es indispensable que el gasto gubernamental sea el detonador. No han gastado. Es verdad que casi siempre que empieza un nuevo sexenio, el gasto gubernamental se estanca en lo que los funcionarios entrantes entienden cómo operar. Pero eso suele durar uno o dos trimestres. Ya llevan más de un año y no parecen descubrir cómo hacerlo. Dicen que es para evitar la corrupción. Muy loable. Pero siguen sin entender que para sacarse una uña enterrada no necesitan amputar el pie.

3.- Tampoco salieron buenos para recaudar impuestos. A pesar de mantener el IEPS en gasolinas en su máximo durante casi todo el año, la recaudación ha caído. Para subsanar eso, decidieron romper el cochinito: el Fondo de Estabilización de los Ingresos Presupuestarios. Ese Fondo fue ideado como un seguro, un “guardadito” para momentos de crisis en las finanzas públicas. Se ve que ya la hay porque anunciaron hace meses que con cargo a ese Fondo se gastarán 150 mil millones de pesos.

4.- Pemex no paga. Tiene un adeudo con proveedores cercano a los 100 mil millones de pesos, casi medio punto del PIB. Históricamente, Pemex paga con atraso a sus proveedores. Pero antes esas deudas se podían descontar a través de esquemas de factoraje con la banca de desarrollo o privada. Ahora, Pemex ha prohibido eso. Y tiene ahorcadas a cientos de empresas de todos los tamaños: no les pagan y no dejan que nadie más les adelante el pago de las facturas pendientes. Por si esto no fuera suficiente, además están incurriendo en una práctica que les podría traer problemas con las autoridades financieras de Estados Unidos: no reconocen las deudas con sus proveedores, no las suben al balance, maquillan las cifras.

5.- Hace bien el gobierno en no endeudar más al país y en cuidar el déficit. Hace bien en cortar sueldos excesivos y prestaciones lujosas para los servidores públicos. Pero ya vieron que de ahí sale muy poco dinero. También ya vieron que no están en ningún lado los famosos 500 mil millones de pesos de corrupción que en campaña dijeron que aparecerían en el presupuesto (o nunca estuvieron ahí o no ha bajado la corrupción). Pero siguen teniendo la necesidad de dinero para los proyectos faraónicos del presidente y para los programas sociales que hasta el ex secretario de Hacienda Urzúa calificó de inútiles.

El dólar está bajo porque la tasa de interés mexicana sigue siendo altísima. Nada que presumir, pero lo presumen. Las remesas están altas porque la economía estadounidense está con todo. Nada que presumir, pero lo presumen. La inflación está bajísima, porque sin gasto y con crecimiento cero, no hay ni con qué hacer inflación. Nada que presumir, pero lo presumen.

SACIAMORBOS

Les serviría leer más a Keynes, y menos a Darrel Huff, autor de “Cómo mentir con las estadísticas”.

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